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CRISIS EN UPYD

UPyD: después del Consejo, más necesario el Congreso

Por Enrique Calvet, miembro del Consejo Económico y Social Europeo y candidato número cinco a las Elecciones al Parlamento Europeo por UPyD

martes 21 de octubre de 2014, 14:31h
Enrique Calvet
Enrique Calvet
Este fin de semana, como es sabido por los que siguen con interés los movimientos y Partidos que intentan construir la famosa “tercera España” de Ciudadanos Libres e Iguales se ha reunido el Consejo Político Nacional de UPyD para estudiar “la situación política” y para someter a aprobación un pliego de condiciones que cumplir para futuras alianzas electorales, documento elaborado por el Comité de Dirección del Partido en exclusiva. Nuestra opinión personal es que el análisis político del resultado del cónclave es una arriesgada salida en falso. Del asunto, capital, del análisis de la situación política, nada se ha comunicado oficialmente. Y sin embargo, pocos Partidos en este momento necesitan de un riguroso análisis, profundo y de nivel muy superior a los eslóganes facilones habituales como UPyD. Lástima de ocasión perdida.
Ni me permito por ética, ni debo comentar lo que yo allí presencié en las dos horas que estuve, amablemente invitado por mis responsabilidades en UPyD. Pero sí estoy autorizado a reproducir las palabras del profesor Sosa Wagner, miembro del CPN y partícipe en el debate. Él ha afirmado que lo que se anunciaba cómo análisis de la situación política fue otra cosa: un debate sobre su actitud al escribir un artículo en prensa (no sobre los contenidos, sino sobre su actitud) ya universalmente célebre. Ha resumido con estas palabras, públicamente, y por eso lo reproduzco textualmente, el punto esencial del orden del día: “seis horas de vapuleo y cinco minutos para la respuesta”. Sin comentarios.

El segundo punto supuso la aprobación masiva esperada de un pliego de condiciones para alianzas electorales (advierto que nunca, nadie ha planteado fusiones ni absorciones). Personalmente, tengo dudas de por qué es necesario reunir a un órgano político para dirimir cuestiones de gestión política, cambiante, adaptables a circunstancias y coyunturas y que es exactamente para lo que se ha elegido al Comité de Dirección, para gestionar y establecer tácticas. De hecho, no se solicitó opinión del CPN para aliarse coyunturalmente con el Foro Asturias o, recientemente, para aliarse en solitario con el PP de cara al ilegal movimiento secesionista. Pero bueno, se ve que determinadas alianzas levantan muchas vísceras y remueven muchas epidermis.

Pero la respuesta a ello es un documento genérico que tiene una parte lógica que me gusta al 90% (¡Ay ese federalismo light que no está en nuestro Manifiesto Fundacional¡! en eso siempre seré un verso libre!) y que es la parte programática. Pero tiene una serie de otros capítulos que son absurdos en política como condicionante de alianzas estratégicas. Un Partido podrá compartir un programa mínimo, pero para ello no tiene que decirle al Partido aliable como tiene que organizarse, le basta con que sea legal. Yo puedo compartir con Ud. un menú, a condición de que me guste la vianda, pero no le voy a pedir que se vista de determinada manera para ello. Si tanto nos importa, pongamos en la parte programática que debemos exigir una nueva Ley de Partidos. Eso sí es política. Y necesaria.

De todo esto, me parece, modestamente, deducir una salida en falso muy dañina para mi Partido. Si lo que se pretende es cerrar el caso “Sosa” políticamente, no se disimule con una cosa tan fundamental como el análisis político actual, y, sobre todo póngase a fondo a analizar lo que señalaba el dedo del Profesor Sosa, es decir el perfeccionamiento de métodos y actitudes de democracia interna y las dificultades (o no) de comunicación, en vez de machacar el dedo sin ocuparse de lo esencial. De cara a la opinión pública, a nuestros votantes, la imagen de personalización del debate en la figura de un prestigiosísimo profesor, con tintes desagradables, cuando planteaba, torpemente o no, temas políticos importantes, hace desdibujarse mucho nuestro empuje abierto y democrático. El asunto ya será indeleble.

Y si lo que se pretendía era tratar la alianza con un Partido “delicado”, dígase y estúdiese con rigor las consecuencias políticas, pero si se intenta disimular con una votación genérica sobre alianzas, con condiciones fuera del contexto de una alianza, que difícilmente se hayan tragado nuestros electores, la demostración de debilidad es peligrosa. El Partido puede haber salido enrocado políticamente, en particular la dirección, pero no reforzado políticamente. Y no está el tiempo para errores. Recuerdo que sólo pretendo, por la dignidad de esta publicación, un análisis político, basado en la evidencia, como dicen los médicos. Lejos de mí todo juicio sobre personas o actitudes que presupongo todas imbuidas de la mejor voluntad e intención. Políticamente estimo que mi Partido sale debilitado.

Por eso, los que defendemos un Congreso Extraordinario Urgente, creemos que, tras las evidencias de este último Consejo, se hace aún más necesario. Recordemos que un Congreso, normalmente cuatrianual, no tiene nada que ver con el Consejo rutinario, sino que es una llamada a todo el Partido para sentar las bases, reestructurar y regenerar el Partido para una nueva etapa con nuevos bríos. Si se solicita ahora extraordinario y urgente es porque existe una nueva situación, objetivamente de emergencia, a juicio de algunos compañeros que quieren debatirlo ya, para preparar mejor las próximas citas electorales. Y sobre la base de argumentos, equivocados tal vez, pero trabajados y de nivel. Entendemos que tras el cónclave cerrado del sábado pasado, los argumentos han aumentado.
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