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ESPAÑA PREBÉLICA DE LOS 30

Concha Piquer, Lorca y Rafael de León nos advierten en “En tierra extraña” del horror incomprensible de la guerra

Concha Piquer, Lorca y Rafael de León nos advierten en “En tierra extraña” del horror incomprensible de la guerra
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· Por Mariano Velasco

Resulta difícil sustraerse a la pesadumbre que hoy nos atenaza con la larga sombra de la guerra que cubre Europa mientras uno ve “En tierra extraña”, acertada obra que narra, entremezclando realidad y ficción, la relación entre Concha Piquer, Rafael de León y Federico García Lorca en la España prebélica de los años treinta, y que acaba de pasarse del Teatro Español al Teatro Marquina para iniciar nueva temporada.

Cuesta centrarse en lo que “En tierra extraña” tiene de homenaje a un género musical, el de la copla, y a la majestuosa figura de Concha Piquer como representante de este, porque la obra es también un relato de cómo el horror de la guerra, en este caso la Guerra Civil española, lo cambió todo, la creación artística, el arte, la cultura, la sociedad y la vida entera en definitiva de un país. Algo de lo que, a la vista está, parece que el ser humano no ha aprendido nada de nada.

El relato comienza de forma original presentándonos a doña Concha (una Diana Navarro que brilla por su excelente voz) ensayando en el teatro su nuevo espectáculo junto al piano de Rafael de León (personaje que dibuja con gracia y mucho salero un entrañable Avelino Piedad. Ambos esperan la llegada nada menos que de Federico García Lorca (un Alejandro Vera que no solo interpreta con sobriedad, sino que canta de maravilla junto a Diana Navarro), porque la valenciana, celosa de que Federico dedique toda su atención a “la Argentinita,” quiere conocer al poeta para pedirle que le escriba una canción, que no iba a ser ella menos, menuda era la Piquer.

Pese a que acepta el reto, Lorca se hace de rogar, y su retraso en llegar al teatro facilita el tiempo para que Diana Navarro se luzca interpretando algunos de los temas más famosos de la Piquer, recreándose en los conocidísimos Tatuaje y Ojos verdes. Y el ensayo y la espera se convierten en la excusa perfecta para que se vayan desgranando anécdotas y más anécdotas deliciosas de la vida de Concha Piquer, siempre con el imprescindible piano presente y sonando sobre la escena. El piano y, cómo no, el baúl de la Piquer.

La primera parte de la obra sabe reflejar con alegría todo el optimismo y las ganas de vivir de los personajes, en especial del dúo masculino Lorca/de León, para plantarle cara con gracia al carácter más seco de la Piquer, quien se burla incluso de la homosexualidad de ambos, pero que acabará rendida ante la creatividad y la sensibilidad de quienes fueron - junto a la Piquer, por supuesto - dos de las más grandes figuras de la época.

Entre los momentos más brillantes del espectáculo, además de las interpretaciones de Diana Navarro, a solas o a dúo con Alejandro Vera, están las referencias a los intentos de censura que durante el franquismo sufrió el género de la copla. Un género que, si por algo se caracterizaba además de por la brillante calidad poética de sus letras, era por la por la picardía, el atrevimiento y hasta el descaro de estas, lo cual supuso todo un quebradero de cabeza para los censores de la época, conscientes sin duda de que no había que estropear lo que se había convertido ya en toda una marca de identidad que bien podría ser aprovechada políticamente.

El más claro ejemplo de ello fue la controvertida pero maravillosa letra de Ojos verdes, que la censura quiso reconvertir eliminando el famoso verso que le servía de arranque, aquel “apoyá en el quicio de la mancebía”, qué escándalo, por un tan sosainas como prosaico “apoyá en el quicio de mi casa un día”. A lo que la Piquer dijo que nanai, que si había que pagar multa, se pagaba y punto.

Con la segunda parte llega en cambio el lado más sombrío y apesadumbrado de la propuesta teatral y musical que es “En tierra extraña”, el estallido del conflicto y las reflexiones, centradas ya en la figura de un Lorca siempre firme en sus convicciones, acerca del drama de tener que elegir entre plantarle cara a la guerra y mantener tus raíces o la huida hacia “tierra extraña”.

Será la voz de Concha Piquer la que deje clara cuál fue la elección del poeta cerrando lo que podría haber sido una ligera y divertida comedia musical con un final dramático que nos devuelve la mirada no ya a lo que entonces ocurrió en este país, sino hacia lo que volvemos a tener ante nuestros ojos a día de hoy: el horror incomprensible de la guerra.

EN TIERRA EXTRAÑA

DIANA NAVARRO es Concha Piquer

ALEJANDRO VERA es Federico García Lorca

AVELINO PIEDAD es Rafael de León

UN ESPECTÁCULO MUSICAL ESCRITO Y DIRIGIDO POR

JUAN CARLOS RUBIO

SOBRE UNA IDEA ORIGINAL DE

JOSÉ MARÍA CÁMARA Y JUAN CARLOS RUBIO

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