El período único históricamente caracterizado por unos tipos de interés negativos (nominales) ha llegado a su fin de manera abrupta. En cambio, los inversores se enfrentan ahora a rendimientos reales en rojo, tras deducir la inflación. Y mientras los datos económicos actuales se examinan cada vez con más desconfianza en busca de tendencias recesivas, incluso de estanflación, se está desplegando la nueva ola de crecimiento a largo plazo hacia una economía sin emisiones de carbono.
Vivimos un punto de inflexión. Los perdedores y ganadores de la tendencia a la descarbonización ya se están definiendo. La guerra contra Ucrania y los cuellos de botella en el suministro de gas que la acompañan han servido para acelerar la transición a una economía global neutra en gases de efecto invernadero. También han sido un motor para la
desglobalización. Si la fragilidad de las cadenas de suministro y la digitalización (que hace que los puestos de trabajo robotizados en el país sean más baratos que la mano de obra en el extranjero) ya habían acelerado estas tendencias, ahora se suman las tensiones geopolíticas.
En suma, esto demuestra que la inflación ha llegado para quedarse. Con unos rendimientos nominales bajos y rendimientos reales en números rojos, no es tarea fácil para la
inversión defender el poder adquisitivo de los activos. No será posible sin formas de inversión más arriesgadas, como las acciones. En el pasado, estas se han comportado bien frente a la inflación.
Sin embargo, un mayor rendimiento siempre significa más riesgo. Y los riesgos no han disminuido. La economía se encuentra en una pendiente resbaladiza, los bancos centrales luchan contra la inflación y, salvo excepciones como China, es probable que los tipos de interés sigan subiendo. Y, por supuesto, hay que tener en cuenta las cuestiones geopolíticas.
Es un buen momento para replantear la composición de las inversiones a medio y largo plazo, y para apostar por segmentos que se beneficiarán de los grandes cambios de nuestra época. No hay que ser alarmista. Saque partido de este punto de inflexión.