Ante los argumentos de China, que recurre engañosamente una y otra vez a la resolución 2758 de la Asamblea General de Naciones Unidas de 1971 para tratar de justificar que “Taiwán forma parte inalienable del territorio de China”, el Gobierno de Taiwán reitera que tal resolución en ningún momento menciona a Taiwán, ni atribuye a la República Popular de China ningún derecho a representar a Taiwán en el sistema de Naciones Unidas, ni dice que Taiwán sea parte de la República Popular de China.
Taiwán es un país soberano, independiente y democrático. Por tanto, solo el gobierno elegido directa y democráticamente por el pueblo puede representar a los 23,5 millones de taiwaneses, cuyo futuro solo puede ser decidido por ellos mismos. La posición de Taiwán al respecto ha sido siempre la de no doblegarnos ante la presión ni tampoco actuar precipitadamente cuando tengamos apoyo. El consenso del pueblo de Taiwán es que los taiwaneses no podemos hacer cesiones en la soberanía territorial, la democracia y la independencia, y que el conflicto militar no es una opción para ambos lados del Estrecho de Taiwán.
En su mensaje pronunciado con motivo de la celebración del Día Nacional el pasado 10 de octubre, la presidenta de la República de China (Taiwán), Tsai Ing-wen, insistió en que Taiwán está dispuesto a trabajar con Pekín, bajo los principios de racionalidad, igualdad y respeto mutuo, para encontrar una solución aceptable para ambas partes que mantenga la paz y la seguridad en el Estrecho de Taiwán. Ello es la responsabilidad conjunta de ambos lados del Estrecho de Taiwán.