Con ocasión de la publicación tercera reedición del libro Retiro y sus Barrios, en el año 2021, tuve el dilema moral de sacar o no una reseña que hice de él en un capítulo de esta obra, donde se mencionaban algunos personajes ilustres que nacieron o vivieron en este distrito madrileño como Concha Espina, Santiago Ramón y Cajal, Pío Baroja, Santiago Bernabéu o Lina Morgan, entre muchos otros . Después de reflexionarlo sosegadamente junto a José María Sánchez Molledo, el otro autor del libro, decidimos que no debíamos quitar a Plácido Domingo de nuestro trabajo bibliográfico puesto que teníamos que respetar un principio que hoy, con los medios de comunicación masivos y las redes sociales, es frecuentemente vulnerado: la presunción de inocencia.
Creo que está de más manifestar mi condena por cualquier tipo de acoso o agresión que pueda sufrir una persona, más allá de si es mujer u hombre. Nadie en su sano juicio puede justificar tal atrocidad, pero también es importante cumplir las normas que democráticamente hemos aceptado. Este principio obliga a no condenar a alguien sin que haya mediado un juicio previo.
Es imprescindible que en estos tiempos inciertos, volátiles y de nulos consensos fijemos las cualidades y aptitudes que alguien debe reunir para ser acreedor de una distinción honoraria como la de Hijo Predilecto o Hijo Adoptivo (esta última para quienes no han nacido en Madrid). Y cabe preguntarse lo siguiente: ¿Por qué la capital de España otorgó este galardón al tenor Placido Domingo? La respuesta, encontrada en el diario de sesiones de los plenos del Ayuntamiento de Madrid —algo que alguno de los concejales intervinientes ni se molestó en consultar— , es que se le concedió por su meteórica y brillante carrera artística, no por ser o no buena persona.
En opinión de Marta Higueras (Grupo Mixto), la propuesta de Más Madrid “no cuestiona los méritos artísticos de Plácido Domingo”, sino los hechos de los que se le acusa, y ha argumentado que, tras las denuncias, “no se encuentra entre las personas de condición indiscutible” para recibir ese mérito, algo que establece el reglamento. En este contexto también cabe hacerse un oportuno interrogante: ¿Quién determina esa condición indiscutible, un concepto bastante subjetivo por cierto? Parece razonable que en un Estado de Derecho sean los jueces los únicos que puedan indagar en esa esfera de la vida personal.
La delegada de Cultura, Turismo y Deporte en el Ayuntamiento de Madrid, Andrea Levy, defendió que Plácido Domingo mantuviese el título de Hijo Predilecto de Madrid porque “sin sentencia no se debe condenar por los pecados del mundo, sino por los probados delitos del individuo”. Además, según sus textuales palabras, se trata “posiblemente del mejor cantante de ópera de la historia y sus méritos permanecen intactos. ¿Por faltas en su conducta vamos al Reina Sofía y quitamos el Guernica? —esbozó en referencia a Picasso—. Tráiganos una sentencia de un tribunal donde se le condene por un delito grave. Su ciudad ni le condena ni le cancela”.
Carolina Pulido, secretaria del grupo municipal Más Madrid y vocal en la Comisión municipal de Cultura, Turismo y Deporte, recordó que los plenos de Retiro y de Arganzuela aprobaron en 2020 la retirada de la denominación Plácido Domingo de la escuela de música y de un colegio público, respectivamente. En ambos casos Más Madrid y PSOE votaron a favor tras las acusaciones de acoso sexual que rodearon al tenor, mientras que Vox se opuso y PP y Ciudadanos se abstuvieron. El debate, sin duda, está en la calle y no se puede mirar para potro lado.
Como en todos los dilemas morales, hay argumentos de peso en ambas partes que deben ser tenidos en cuenta, pero con los datos con los que contamos en la actualidad creo que, de momento, Placido Domingo debe seguir ostentando el título de Hijo Predilecto de la ciudad de Madrid, aunque —lo reconozco— me repugna algunos aspectos de su vida privada.