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LA DERECHA SUICIDA

Suicidio Colectivo

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· Cuándo despertaron, el elefante todavía seguía en la habitación: la alargada sombra de José María Aznar en el Partido Popular (PP) eclipsa toda injerencia y censura de históricos militantes socialistas

sábado 16 de septiembre de 2023, 10:05h
La desacertada intervención que protagonizó el ex mandatario al inaugurar el Campus FAES, el think tank de la formación conservadora, ha desbaratado la estrategia política trazada en la séptima planta de la calle Génova y obligado a Feijóo y sus colaboradores a improvisar sobre la marcha. Quién legitimó una intervención militar innecesaria y altamente perjudicial no tuvo reparos en utilizar el mecanismo psicológico de la comparación ventajosa con el objetivo de acrecentar la polarización social. Establecer un paralelismo entre lo acontecido a finales de los noventa, la sociedad decidió rebelarse a la insensatez terrorista, y la actual coyuntura política no tiene sentido ninguno. Cabe recordar que, al hilo del asesinato de Miguel Ángel Blanco, personas de diversa ideología que militaban en el Foro de Ermua o en la Asociación Víctimas del terrorismo se enfrentaron a la banda armada en defensa del Estado de Derecho.

Aquel movimiento propició que las dos formaciones constitucionalistas del país refrendaran en diciembre de 2000 el Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo, antesala de la candidatura conjunta de Jaime Mayor Oreja y Nicolás Redondo Terreros a las autonómicas vascas de 2001. Al mismo tiempo, Basta Ya influyó también en la impugnación del denominado plan Ibarretxe, rechazado por 313 votos en contra en el Parlamento el 1 de febrero de 2003.

No será el autor quien se muestre condescendiente y permisivo con la falta de escrúpulos del mandatario socialista en funciones. Todas las maniobras y tejemanejes de Pedro Sánchez únicamente persiguen un objetivo, garantizar su continuidad hasta 2027. También concordamos con aquellos que lamentan la transformación del PSOE en una mera filial de la Moncloa. La total ausencia de contrapesos ha posibilitado el dominio total y absoluto del actual secretario general, rodeado de palmeros y mayordomos que no duda en sacrificar basándose en la mera conveniencia personal. Pero la trayectoria de la formación socialista de ninguna manera puede asemejarse a la de una banda armada.

De igual manera, la enardecida intervención de Aznar ha ocasionado más problemas internos que en las filas adversarias. La apelación a llenar las calles en contra de una eventual amnistía encubierta descoloca a los cuadros populares y obliga a una apresurada remodelación estratégica. Tanto Cuca Gamarra, portavoz del PP en el Congreso, como el mismo Feijóo han incurrido en numerosas contradicciones al justificar la convocatoria de sábado 24 de septiembre. La impresión que transmiten es la de un navío sin rumbo que flotea según qué corrientes y con timonel condicionado por la presencia de un enorme jarrón chino en su camarote.

Igualmente, es criticable el manejo de los tiempos. No se entiende en qué pueda favorecer al candidato popular un multitudinario desfile en vísperas del debate de investidura. Las posibilidades de que Feijóo logre la jefatura del Gobierno son nulas, e ir a remolque de los acontecimientos transmite una imagen de incuria y desorientación. El gallego además podría salir escaldado. Aún resuenan los cánticos a favor de Isabel Díaz Ayuso el 23 de julio en Génova, y la mandataria regional ha garantizado su participación al evento y a sucesivas convocatorias. La dupla Aznar – Miguel Ángel Rodríguez no deja títeres sin cabeza. Como afirmó el democristiano Giulio Andreotti “en la vida hay amigos, conocidos, adversarios, enemigos y compañeros de partido”.

La formación conservadora desplegó una estrategia errónea al hilo del triunfo en las autonómicas y municipales. Se acomodaron pensando que el adelanto electoral decidido por Sánchez anticiparía su salida de la Moncloa y eludieron clarificar precisos interrogantes como la relación con Vox. Los estrategas del PP deberían optar por convencer votantes socialistas desencantados y recuperar electores que vieron en Ciudadanos una propuesta moderada e innovadora, pese al estrepitoso naufragio. Luchar con Santiago Abascal en ortodoxia e integridad patriótica aplaza la necesaria renovación estratégica y el forzoso cambio de imagen.

Tampoco conforta la respuesta de la Moncloa a la impericia popular. La portavoz en funciones del Gobierno, al ser preguntada por la invectiva de Aznar, tachó de “golpista” a quien ha apelado a utilizar los medios democráticos para hacer frente al enésimo uso torticero del poder ejecutivo. Una respuesta desoladora y, lo más grave, confeccionada de antemano por quién asesora a Isabel Rodríguez. Vaticinar que en España puedan darse episodios similares al asalto al Congreso de Washington y al Tribunal Supremo de Brasilia es una total y completa irresponsabilidad.

El mediático locutor Carlos Alsina, en su punzante discurso vespertino, apostilló que “Rodríguez lo tenía fácil… y se ha disparado a la sien”. Afirmar que Puigdemont “no busca la confrontación” y definir como “moderadas sus condiciones” tampoco resulta alentador. De cara a unas posibles elecciones catalanas en 2024, y ante el fracaso separatista, el PSOE debería centrarse en destronar a ERC de plaza Sant Jaume y recuperar la presidencia autonómica. Sólo entonces daremos por enterrado al embate secesionista, un Lázaro en estado comatoso por la torpeza de las formaciones constitucionalistas.

Mientras tanto asistimos consternados a la expulsión de Nicolás Redondo Terreros del PSOE. Medida draconiana, utilizada anteriormente contra Joaquín Leguina, que Sánchez utiliza como aviso a navegantes. La deriva absolutista del secretario general difícilmente podría afectar a vacas sagradas de la talla de González o Guerra. Pero algo se mueve en las aguas socialistas si a las citadas voces discrepantes se suman las opiniones de Ramón Jáuregui, Joaquín Almunia, Jesús Eguiguren u Odón Elorza.

Por último mencionar el acto convocado por Sociedad Civil Catalana el 8 de octubre en Barcelona. Es más necesaria que nunca una plataforma que defienda los valores constitucionales y se enfrente al discurso victimista y maniqueo del independentismo. Sin embargo organizar una manifestación con el apoyo expreso de Ciudadanos y el Partido Popular desvirtúa la necesaria imagen de neutralidad política que debe transmitir. Elda Mata, actual presidenta de la entidad, incurre en un desacierto estratégico al relacionar la convocatoria con lo acontecido en la Ciudad Condal hace seis años.

En aquella efeméride el PSOE contribuyó a frenar el golpe autonómico respaldando la aplicación del art. 155 de la magna carta. Toda propuesta cívica que refuerce los valores democráticos necesita ser integradora, y no utilizada en detrimento de la unidad constitucionalista. No sorprendan las voces críticas contra “el afán de protagonismo de SCC”. De momento resulta más acertada le decisión de Impulso Ciudadano, liderado por el ex diputado autonómico Pepe Domingo, de acudir al Defensor del Pueblo e interponer un recurso de inconstitucionalidad.

Ante la desunión en Waterloo se flotan las manos.

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