En primer lugar observamos que persiste el error muy extendido de considerar el Senado como la Cámara territorial de la democracia española. Es absolutamente incorrecto, y lo es de la peor manera. Porque el problema no es que no haya Cámara territorial, sino que la verdadera Cámara territorial, y exageradamente territorial es el Parlamento, donde fuerzas separatistas, pero también caciquiles, regionalistas, aldeanistas y tribales se disputan leyes que beneficien su territorio, o el de su partido confederado, con total desprecio del bien común español para el que han jurado trabajar. La frase que tal vez se oiga más, y la más triste, en el Parlamento español sea “esta Ley invade mis competencias” y con ello basta para que no salga una Ley que englobe el interés general de España y sus ciudadanos si a algún cacique regional le molesta. Eso es así en política hidráulica, en la lucha contra la COVID, en la política de uso de fondos europeos, en la creación y planificación de infraestructuras, etc… etc… Una democracia en la que no existe una Cámara con visión del bien común ni interés por el bien común de los ciudadanos difícilmente va a cultivar la igualdad y la solidaridad. O sea que será una pseudo-democracia.
Otra reflexión interesante que dimana de la ópera bufa protagonizada por el tal catalán Aragonés es constatar, una vez más, el bochornoso deterioro que ha sufrido una institución clave para cualquier democracia como es el conjunto de las Cámaras legislativas. En España, Las Cortes. Viene un proto golpista que lo volverá a hacer para lanzar su arenga absolutamente destructiva del bien común, lo hace en un idioma que entiende un escaso número de representantes del pueblo español, y se va despreciando la finalidad democrática misma de una Cámara, que es debatir. Claro que esa finalidad democrática, ya desaparecida del albañal del Parlamento por efectos del Sanchestein, también se ve despreciada y anulada por el PSOE en ejercicio, socio de Sumar y otras hierbas, al ni siquiera acudir al Senado para participar en la función. ¿Alguien da más? Pues aún así les aseguro que muchos creen todavía que España es una democracia al uso. Incluso constitucionalistas.
Finalmente, y a otro nivel de importancia tal vez, no dejaremos de recordar que el Partido nacional (¿nacional?) que sí participó, no sólo se expresó también en idiomas que sólo comprenden unos pocos elegidos, sino que lo hizo ilegalmente ya que una persona se expresó en mallorquín, idioma que, por ahora, no es cooficial en ningún parte, y por lo tanto inutilizable por los Padres de la Patria. Todo para demostrar que el PP es más guay y diverso que nadie y participará siempre activamente en el desguace caciquil de España. Está en su derecho, pero entonces que deje de hablar de igualdad, porque no tiene ni idea de lo que es eso.
A uno le encantan las obras de Beckett, Ionesco y otros maestros del absurdo, pero se ve que la democracia española los superará.
Si (
No(
