Los muy demócratas concejales del socio-comunismo y la derecha catalana de Puigdemont redactaron y firmaron un documento para “impedir la presencia de la “extrema derecha” en reuniones con entidades y grupos de trabajo, así como excluirla de la presidencia de distrito o comisiones”. Tiene su cosa el acuerdo pues quieren asfixiar a Vox sin nombrarlo, para no hacerles propaganda, añadiendo que no van a admitir los firmantes del pacto ninguna iniciativa ni propuesta municipal, votando siempre en su contra, porque “Barcelona no normalizará su presencia”, según manifiesta la muy comunista y demócrata portavoz”a” de Los Comunes.
Tal barbaridad democrática hace que las iniciativas que representan a unos 40.000 ciudadanos sean arrojadas, directamente, a la basura sin valorar si son oportunas, importantes o beneficiosas para la ciudad de Barcelona. Nada mejor para entender la barrabasada que un ejemplo: en la última reunión del Área de Cultura y Deportes del Ayuntamiento de Barcelona Vox presentó un ruego para que el Ayuntamiento de Barcelona inicie conversaciones con la Fundación Gala-Salvador Dalí, que anunció que contemplaba la idea de abrir un cuarto museo dedicado al artista en Cataluña sumándose al Teatro-Museo Dalí Figueres y a las casas museos de Port Lligat y Púbol, aprovechando el 120 aniversario del nacimiento del universal artista catalán. ¿Les tenemos que indicar cual fue el “dictamen” del equipo de gobierno que preside el socialista Collboni (sí ese que es Alcalde gracias al voto regalado del PP barcelonés)? Pues que “no es una propuesta viable, ni para el legado, ni para la naturaleza del fondo que puede generar interés en la ciudad”. Es decir, Barcelona la ciudad española con más turistas extranjeros pernoctados (alrededor de 6 millones anuales) no cree conveniente optar a albergar el cuarto museo Dalí porque la iniciativa parte de los “fachas de extrema derecha” de Vox, aunque sepan que podrían llenar y sacar buenos euritos día sí y día también y sería un motivo más “de calidad” para visitar Barcelona. En economía a esta actitud la etiquetaríamos como “mala decisión”. Una más. Así nos va en Cataluña “mejorando” paso a paso, sin cesar en el empeño, porque la izquierda siempre piensa en “beneficio de la ciudad” y no en modo zurdo cerril. ¡Faltaría más!