Ante la situación inédita de un presidente del gobierno viendo a su mujer investigada por corrupta, y a sabiendas ese presidente del gobierno de que cuenta con un número elevado de medios de comunicación (apesebrados y arrodillados) que ejercen de meras y bajunas correas de transmisión de sus intereses, era obvio que el ‘caso Begoña’ (corrupción en los negocios y tráfico de influencias) había no que ocultarlo tras el humo sino enterrarlo bajo el fango socialcomunista con -le ha tocado- el ‘caso Nacho Cano’, que parece incluir algo tan extremadamente grave y delictivo como la insinuación o provocación de denuncias falsas por acoso sexual.
Esa propaganda, la socialcomunista, no ha reparado en medios a lo largo de la Historia. Y con sujetos tan amorales (acompañados de simples analfabetos funcionales) como los que ahora rigen ‘en negro’ los destinos de España, esa aplicación de técnicas totalitarias para el control de masas no va a retroceder.
Los viejos profesores de ‘Teoría de la comunicación’ han venido presentando precisamente la teoría de la cortina de humo como un fenómeno que, desde el punto de vista del público, crea, distorsionando y deformando la realidad, una ‘ilusión cogniscitiva’. Y ahí está la tropa de indocumentados que ha indultado a los ladrones socialistas condenados por los falsos ERE’s y que ha indultado, en paralelo, a los criminales nacionalistas condenados por el ‘procés’. ¿Qué pensarán estos delincuentes de la que ‘el sistema’ (una policía políticamente orientada y un buen puñado de medios, apesebrados y arrodillados) le han montado, literalmente, a Nacho Cano?