www.elmundofinanciero.com

Una oportunidad para la paz en Palestina

· Por Miguel Córdoba, economista

jueves 31 de octubre de 2024, 09:19h
Una oportunidad para la paz en Palestina
Ampliar
Llevamos ya 76 años de guerras permanentes en la que fue denominada en su día “Tierra Santa”, amén de muchos siglos de pugna entre cristianos y musulmanes por unas tierras que, por otra parte, son en su mayor parte desérticas y poco atractivas. Lo cierto es que el problema del conflicto árabe-israelí es mucho más dogmático que económico, y los niños de ambas facciones desde pequeños son adoctrinados para el odio y la lucha contra sus enemigos “naturales”. Desgraciadamente, los niños son como esponjas que absorben todo lo que se les dice y es difícil que cambien o moderen su actitud cuando crecen, máxime cuando sólo ven caer bombas en su derredor.

En los años noventa ya se estuvo a punto de lograr un acuerdo de paz en Oslo entre Al-Fatah (acrónimo en árabe de Harakat Al-Tahrir Al-Watani Al-Falastini), o Movimiento Nacional de Liberación de Palestina, como lo conocemos los europeos y el estado israelí. Sin embargo, de nuevo, el odio invalidó los enormes esfuerzos de Bill Clinton por poner de acuerdo a Isaac Rabin y Yasser Arafat en las bondades de la paz.

El último año ha sido desastroso para la zona, con la franja de Gaza convertida en tierra quemada, el sur del Líbano arrasado y la mayoría de los líderes de Hamás y Hezbolá asesinados por los ataques aéreos israelíes. No obstante, no hay que olvidar que el inicio de la escalada del conflicto tuvo lugar por un deleznable ataque de milicianos de Hamás a los kibutz del sur de Israel matando salvajemente a mil doscientos hombres, mujeres y niños y raptando a otros doscientos judíos que pasaron a convertirse en rehenes de los yihadistas gazatíes.

La respuesta de Israel fue lógica, sobre todo si tenemos en cuenta la personalidad de su líder, Netanyahu, aunque después de más de cuarenta mil muertos y un país prácticamente destrozado hasta sus cimientos, podríamos llegar a afirmar que esta respuesta ha sido desproporcionada. Ello supuso que se produjeran numerosas manifestaciones en los países europeos, y en particular en España, sobre todo desde la extrema izquierda, aunque deberíamos reflexionar sobre por qué estos partidos de izquierda no se manifestaron y protestaron también cuando se produjo la matanza de los kibutz.

Los yihadistas de Hamás han afirmado que, aunque Israel fuera capaz de acabar con Hamás, luego surgiría otro movimiento todavía más radical y sangriento que este y que la guerra continuaría de por vida hasta la eventual desaparición del estado de Israel, lo cual evidentemente no es una situación previsible para un pueblo como el israelí que lleva dos mil años sufriendo y penando en su diáspora, pero que ha conseguido sobrevivir a todo, incluido el inexplicable odio de Hitler y sus secuaces.

Por lo que antecede, considero que se debería plantear una solución razonable sobre la base de dos estados, uno judío y otro palestino, con unos acuerdos permanentes de paz a los que se deberían incorporar los estados árabes moderados, como Egipto, Jordania, Arabia Saudí, Irak e incluso Siria, aunque en este caso sería más difícil. De Irán nos olvidamos; es un estado teocrático basado en la represión y el odio contra todo lo occidental y en particular lo judío.

El gran inconveniente es, como no podía ser de otra manera, el territorio que ocuparían cada no de los dos estados. En la actualidad, Cisjordania está plagada de pequeños asentamientos realizados por colonos judíos con la aquiescencia del gobierno israelí. Evidentemente, no se puede tener un mapa “con pintas”, sino que debe ser un solo territorio. La única opción válida es que los colonos dejen sus casas y vayan a otro lugar, y son bastantes.

Por otro lado, tenemos una Gaza completamente destruida y cuya reconstrucción podría llevar diez años siempre que los palestinos tuvieran dinero para ello, y resulta que son uno de los pueblos más pobres del mundo. Además, parece lógico que un país tenga todo su territorio unido. La lejanía de Gaza de Cisjordania ha sido el caldo de cultivo de Hamás para que ignorara al legítimo presidente de Palestina, Mahmoud Abbas, dominara políticamente la franja de Gaza, y la convirtiera en una especia de Isla de Tortuga caribeña del siglo XVII.

Si se aceptase una permuta de territorios: Gaza por los asentamientos de los colonos, y se trasladase a toda la población gazatí a los actuales asentamientos israelíes de Cisjordania, se conseguiría el reconocimiento definitivo de un estado palestino con su integridad territorial y la paz en Palestina. La reconstrucción de Gaza la realizarían los israelíes con el apoyo financiero de Estados Unidos y la Unión Europea, y los países árabes podrían dotar económicamente al nuevo estado palestino con los fondos necesarios para que los gazatíes pudieran empezar una nueva vida en Cisjordania. Los actuales colonos judíos de Cisjordania pasarían a tener sus asentamientos en la Gaza reconstruida e Israel también tendría una cohesión territorial más acorde con su delimitación histórica.

Los otros temas no serían otra cosa que flecos, ya que el que Jerusalén sea la capital judía debería ser aceptable por las partes; de hecho, ya está dividida entre Jerusalén este y Jerusalén oeste, y en lo que respecta a la mezquita del Al-Aqsa y la explanada de las mezquitas, lo lógico es que se plantee una especie de zona franca libre de cuestiones políticas o militares (el muro de las Lamentaciones está pegado a la mezquita), y que sirva tan solo para las devociones religiosas.

Puede que este “swap” pueda resultar extraño o incluso esperpéntico, pero aprovechando el hecho de que Gaza esté destruida y ocupada, puede que esta sea la única oportunidad histórica que tengan las partes contendientes para lograr un acuerdo de paz definitivo y justo, que beneficiaria no sólo a ellos sino a toda la comunidad internacional.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (1)    No(0)
Compartir en Meneame enviar a reddit compartir en Tuenti

+
0 comentarios