Del Estado de las Autonomías construido (otros hubieran sido posibles) se sabe, desde hace tiempo, en los ámbitos económicos y académicos, que es un enorme lastre para el potencial de crecimiento de España y para el aumento de su prosperidad. Hasta el Banco de España hizo en tiempos estudios que, no se preocupen, jamás verán la luz “pública”. No hace falta ser un lince, por cierto, para comprender esto, baste con recordar el principal desastre, entre otros muchos, (costes de transacción, barreras a la movilidad de los factores…) que supone la destrucción del mercado único en España. Lamentamos que, con la perspectiva ya adquirida, no haya altos políticos que propongan un estudio urgente de los efectos globales económicos negativos de nuestro inventado Estado de las Autonomías, pero es verdad que por las razones que sean una sociedad pueda decidir, si está bien informada, que prefiere ser menos próspera (tener un colosal nivel de paro endémico, vb.) porque así es más feliz. En segundo lugar, el Estado Autonómico que hemos desarrollado, la protoconfederación asimétrica establece una dinámica desigualitaria imparable y doble. Desigualdad esencial en cuanto a derechos y deberes civiles y desigualdad económica. Y no la desigualdad entre territorios, que es una estupidez puesto que con un simple cambio de lindes administrativas, cambia la riqueza relativa. (Si Usted crea una autonomía uniendo Guadalajara y Madrid, inmediatamente la provincia alcarreña ve aumentado su PIB per cápita regional). La desigualdad importante es la interindividual y el sistema creado lleva inherente su crecimiento, se mida como se mida (índice de Gini, por ejemplo). Aquí lamentamos el cinismo y la desvergüenza de los líderes políticos, que teniendo ellos pleno conocimiento de la realidad, se presentan como adalides de la igualdad y obsesionados por conseguirla. Asco democrático. Pero también se puede admitir que una sociedad prefiera vivir en una sistema desigualitario, esencial y/o económicamente. Piensen en los EEUU por ejemplo.
Pero lo que no se puede admitir, por decencia, por humanismo, por sentido de la responsabilidad hacia tus compatriotas o tus allegados, por dignidad, es que se prefiera vivir en un sistema que permite o provoca más muertes de ciudadanos que las inevitables. Y ya van tres veces que eso sucede directa y palmariamente, por lo menos, e indirectamente vaya a saber. En los atentados de las Ramblas, el disparate absoluto de deshacer la unidad policial en toda España con creación de “policías integrales regionales” y la pugna entre autoridades regionales y nacionales que llevó a no compartir información, sin duda aumentó la gravedad de las consecuencias. Durante la muy infame gestión de la COVID, la famosa co-gobernanza entre administraciones que se convirtieron en competidoras, la total impermeabilidad de fronteras interiores impidiendo aprovechar los recursos a nivel nacional, las dudas sobre quien era responsable de las residencias, y un largo etc. de dislates descomunales provocaron más muertes de las inevitables. Y ahora a la vista de todos ha quedado como la imposibilidad de conseguir un mando único y establecer qué competía a quién (por intereses políticos) llegándose a afirmar que el ejército no estaba para desarrollar tareas “autonómicas” ha aumentado el caos y ha hecho perder tiempo, minutos y días preciosos para salvar vidas humanas. Ningún demócrata puede aceptar, sin ponerse a rectificar, un sistema que es peor a cualquier otro en la protección de vidas, bienes y hacienda de los ciudadanos.
Si queremos encontrar una salida al momento existencial y político agónico que vive España, lo primero es admitir el primero de sus problemas estructurales y ponerse a debatirlo, estudiarlo y proponer las modificaciones benéficas indispensables.
Personalmente para votar a un partido en la España actual yo exigiré cinco condiciones simultáneas: 1/ Que se comprometa inmediatamente a estudiar y revisar el Estado de las Autonomías. 2/Que se comprometa a luchar por más y mejor U.E., con mayor soberanía compartida en temas esenciales como defensa, seguridad, política económica, política internacional y otras. 3/ que se comprometa a recuperar urgentemente la total unidad de mercado en España, y con apoyo y ayuda de la UE. 4/ Que se comprometa a cambiar urgentemente la Ley electoral. 5/ Que se comprometa a no plantear innovaciones en la financiación autonómica si antes no se ha procedido a una revisión de las competencias cedidas (delirantemente.) A lo mejor con ello recuperaríamos la esperanza de volver a una España de libres, iguales y solidarios.