“Con esta nueva modalidad de compra nos adaptamos a las necesidades de los usuarios ofreciéndoles la ventaja de poder adecuar el proceso de compra al ritmo de vida de cada uno, permitiendo, de esta forma, modificar los acuerdos en función de cada momento vital, pues será el usuario el que decida el gasto mensual con una horquilla que va desde los 160€ hasta los 390€”, afirma Arturo Álvarez Podhorecka, director general de Renting Finders.
Una alternativa con ventajas
Una de las características que hacen que la compra flexible sea una opción preferente es la posibilidad de los usuarios de tener control sobre las finanzas personales. Esto es posible gracias a que esta modalidad permite pagar con opciones personalizadas que se ajustan al presupuesto del consumidor, ya que el precio varía dependiendo de los kilómetros anuales y de los meses que se quiera disfrutar de este servicio, algo que elegirá el usuario. Asimismo, permite distribuir los pagos evitando grandes desembolsos de una sola vez.
Entre otras de sus ventajas, encontramos la posibilidad de optar a cuotas mensuales reducidas, más bajas que en un préstamo de automóvil convencional. Al no pagarse el precio total del coche durante el periodo del préstamo, queda una parte final que se puede elegir si pagar o no de forma flexible cuando finaliza el contrato, permitiendo así elegir si el pago se destina al monto final y significando de esta manera, la adquisición del vehículo al final del contrato o, por el contrario, terminarlo según lo acordado.
Además de la opción de la compra final del vehículo, el usuario puede optar también por otras alternativas al terminar el contrato, como son la devolución del coche al concesionario, la renovación del contrato o el cambio de coche iniciando un nuevo contrato de compra flexible.
Es por ello por lo que este modelo de adquisición de vehículos se presenta como la solución perfecta para aquellos que buscan un equilibrio entre tranquilidad, flexibilidad y control, y es que permite a los usuarios ajustar los términos de la compra según sus necesidades y sin compromiso innecesario. Así, el consumidor tiene la libertad de modificar pagos, plazos y otras condiciones, adaptándose a cualquier cambio en su situación.