Ahora se habla de: Azudes. Presas de embalse. Regulación de flujos en los ríos. Desagües de fondo. Riadas. Avenida. Máxima avenida calculada con los años de retorno para un cálculo estadístico con los datos conocidos en cada cauce. Y los factores y coeficientes de seguro y correción, por orografía y vegetación, de los que ocupa una Hidrología que, como norma, pueden y deben hacerse ley. Puede ser un buen propósito de enmienda. Pero no solo. También hay que ver qué se puede hacer. Cómo hacerlo y cómo pagarlo. En este sentido, puede que sea necesario revisar las competencias de cada institución en el concierto autonomíco, hasta llegar adónde convenga.
Para hoy más que para mañana, hay que buscar sensatez. No es, por falta de estabilidad política y en algún caso por desvergüenza, rencor e inquina, lo que aparece entre los políticos que antes de la riada existian y ahora aparecen, sobre el barro. ‘El pueblo valenciano se merece’, decía un político, puede que Baldoví para tirar los cascos a la cabeza del adversario Mazón. El modelo Baldoví es un ejemplo de lo que, tras la riada, se hace en Valencia y a costa de la riada. Pero la riada no es, ni puede ser motivo para, ahora, tirar los cascos de nadie contra nadie. Sánchez, con lo que tiene alrededor, puede irse a hacer puñetas. Mazón puede hacer lo mismo. Y cada político debe entender que lo que importa no es su ombligo, su cartera o carrera, ni lo que tenga a dos palmos de sus narices.
Si no se cambia, puede aparecer, ya está en el ambiente, la inexorable y ahora peligrosa dictadura. La dictadura, en su momento y varias veces, nació en Roma para que un dictador, como el campesino Camilo, dictara qué hacer para superar problemas. Ahora, a costa del desastre en Valencia, algunos políticos desde la izquierda buscan y ofrecen una especie de dictadura controlada: Un Gobierno de Tecnócratas. Si llega tal engendro, podemos estar a la puerta del fin del sistema político que tenemos.
En consecuencía, el futuro nacional puede estar en una senda demócrata en la que seguir como ahora, o a expensas del dictador que haga un gobierno tecnócrata a medida. Por respeto a los muertos, sin nombres.
La riada 2024 fue y es un desastre, para la Comunidad Valenciana y para España. Hay que superarla y evitar que sea el motivo para otros desastres. Sin dictadores, un futuro en el que, lo pasado y lo que venga con un recuerdo a Blasco Ibáñez, se supere y se recuerde como un episodio triste: en Valencia ‘Cañas y Barro’, y politicos.