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Llas nuevas tecnologías en los nuevos escenarios bélicos

Si vis pacem para bellum

· Los escenarios bélicos en Europa del Este y Oriente Medio están condicionados por el utilizo de armas innovadoras

lunes 25 de noviembre de 2024, 09:12h
Si vis pacem para bellum
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El caso emblemático es el de los vehículos sin tripulación (Drones), con manifiestas implicaciones en el campo de batalla y la industria de la defensa. No es baladí la aparición de nuevos competidores. El estudio de las dos guerras en curso - ambas próximas al Viejo Continente y sin que se otee a corto plazo un alto el fuego – proporciona válidos aleccionamientos no sólo en términos estrictamente políticos, sino también tácticos y estratégicos. Si bien sea apresurado sacar unas conclusiones definitivas, los despliegues bélicos en Ucrania y Oriente Medio enseñan por su duración e intensidad una serie de vestigios merecedores de un pormenorizado análisis. Y no son pocos los investigadores y expertos que lo están haciendo.

La operación militar especial – eufemismo del Kremlin para referirse a la invasión de febrero de 2022 – comenzó como un Blitzkrieg en la jerga castrense hasta evolucionar paulatinamente en una guerra de desgaste similar al primer conflicto mundial con la excavación de trincheras y bombardeos de artillería. Pero en ambas fases el matiz tecnológico ha sido determinante: la aproximación de decenas de tanques a Kiev fue preparada por los estrategas rusos en estrecha colaboración con piratas informáticos cuya labor consistía en neutralizar las comunicaciones del ejército enemigo. Cuando el foco de la guerra se desplazó al límite sudoriental de Ucrania, los ciberataques del Kremlin se redirigieron contra los aliados de Kiev.

A su vez, las fuerzas ucranianas contaron desde el principio con el asesoramiento de Microsoft y la ayuda espacial de SpaceX, empresa que pertenece a Elon Musk, recién nombrado director del Departamento de Eficiencia Gubernamental de EE.UU. Queda por ver si el magnate seguirá respaldando el Gobierno de Volodimir Zelensky a raíz del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.

Kiev no hubiese podido enfrentarse al despliegue convencional – tanques y artillería – de Moscú sin la ayuda occidental. Las fuerzas euroatlánticas se han comprometido a suministrar el equipamiento necesario y la decisión del mandatario saliente Joe Biden de proporcionar misiles de largo alcance ATACMS han ocasionado un cierto nerviosismo en el Kremlin, como ha podido averiguar el canciller teutón Olaf Scholz en la polémica llamada telefónica con el mismo Vladimir Putin.

Pero la trascendencia de la infantería, los medios acorazados, las baterías antiaéreas y los proyectiles tácticos ha quedado en segundo plano ante el uso sistemático de ambos bandos de vehículos sin tripulación de fabricación iraní (Rusia) y turca (Ucrania) para frenar el avance de blindados o atacar defensas enemigas.

Pese a las evidentes diferencias – empezando por la notoria asimetría militar entre Israel y las organizaciones terroristas Hamás y Hezbolá – también en Oriente Medio se están utilizando tácticas de guerrilla urbana y avances tecnológicos. La Cúpula de Hierro posibilita interceptar los cohetes lanzados desde Teherán y es importante recordar la espectacular y demostrativa operación de sabotaje llevada a cabo por la inteligencia sionista a finales de septiembre con la conversión de buscapersonas en artefactos explosivos. Irán, como mencionado, está utilizando drones kamikazes, que funcionan como bombas controladas a distancia, y los ha suministrado tanto al denominado Partido de Dios como al Kremlin.

Similares dispositivos fueron utilizados por el Gobierno de Azerbaiyán contra la revuelta armenia de 2020 en el Nagorno-Karabaj y también en las guerras civiles de Siria, Myanmar y Sudán. También cabe recordar la funcionalidad en los asesinatos selectivos de líderes de Al Qaeda en aldeas del Pakistán ordenados por la administración de Barack Obama.

Con el término drone se hace referencia a una amplia gama de artefactos que posibilitan la obtención de inteligencia SIGINT hasta misiones de combates reales. Pueden adquirirse fácilmente a precios razonables en el mercado, los utilizados por actores no estatales, o costar millones de dólares en su versión más puntera asemejando a pequeños aviones. El usufructo no se limita a operaciones navales - Ucrania los ha empleado con éxito contra la flota rusa y el Kemlin sopesa desplegarlos para sabotear las conexiones marinas – sino que también sirven para colocar o desactivar minas.

El uso de vehículos no tripulados en el campo de batalla imposibilita el efecto sorpresa. Cada vez es más difícil para cualquier ejército realizar maniobras sin ser detectado y esto repercute en la duración misma de los conflictos. Su neutralización depende de las contramedidas que se adopten. Los más visibles pueden interceptarse con baterías antiaéreas y los más reducidos mediante artillería terrestre. Además todos son vulnerables a las interferencias magnéticas hasta desembocar en una guerra electrónica. El ejército ucraniano decidió crear una sección ad hoc para el derribo de los vehículos enemigos gracias a la ayuda voluntaria de 200 mil hackers.

La huella táctica de los drones es evidente, pero resulta complicado valorar su impacto estratégico real. Centenares de ataques no han permitido terminar con la amenaza terrorista del yihadismo y tampoco el uso masivo del frente ucraniano ha marcado un punto de inflexión en el devenir bélico. De momento el factor humano y los equipamientos convencionales se imponen a la tecnología, pero de cara al futuro los dispositivos completamente autónomos jugarán un papel decisivo.

No es baladí que el sector industrial de defensa, controlado por grandes multinacionales europeas y estadounidenses, esté invirtiendo ingentes sumas en el perfeccionamiento de artefactos relativamente económicos, que pueden fabricarse velozmente y que tienen efectos tangibles e inmediatos. Algunos países comunitarios han dirigidos fondos para reforzar la experimentación de tecnologías disruptivas mientras que la OTAN ha creado un departamento específico (DIANA).

Mario Draghi en su informe sobre la competitividad europea alertó del peligro de una excesiva fragmentación y dispersión de los limitados recursos. Pero en febrero de 2022 el 40% de las empresas de drones a nivel global tenían sede en el Viejo Continente y actualmente Ucrania y Turquía monopolizan la fabricación continental. Por lo tanto existe una base tecnológica e industrial que no debe desaprovecharse. Como justamente afirmaron los latinos: si vis pacem, para bellum.

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