VOX, único grupo parlamentario vetado por la Junta de Portavoces para ocupar cargos en las Mesas de las comisiones tras la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat, gracias al apoyo de ERC. Pese a este veto inicial, la Mesa del Parlament corrigió, a instancias del recurso de amparo presentado, la decisión en septiembre, otorgando a VOX la presidencia de dos comisiones: la de Peticiones y la de Consolidación de Textos Normativos, decisión posteriormente ratificada por la Junta de Portavoces.
Sin embargo, el intento de formalizar la presidencia de la Comisión de Peticiones en noviembre, con la diputada de VOX, Mònica Lora, como candidata, fue frustrado por los votos en contra de PSC, ERC, Junts, Comuns y CUP, mientras Aliança se abstuvo y solo VOX y PP apoyaron su designación. La sesión comenzó siendo polémica, ya que los grupos separatistas solicitaron una votación secreta en urna, rompiendo la costumbre de elegir a los presidentes por asentimiento cuando existe un acuerdo previo de la Junta de Portavoces. El resultado fue negativo para VOX.
Ante el bloqueo, Lora pidió suspender la sesión, trasladar el resultado a la Mesa y requerir un informe jurídico para determinar los pasos a seguir. En diciembre se intentó repetir la votación, pero la ausencia de los diputados de Junts impidió que se alcanzara el quórum necesario para constituir la comisión, prolongando el bloqueo.
Este episodio evidencia una vez más, un cordón antidemocrático liderado por los partidos separatistas, incluido el PSC, con el objetivo de excluir a formaciones que cuestionan el modelo político hegemónico en Cataluña. La formación insiste en que estas prácticas no solo vulneran la representación parlamentaria legítima, sino que buscan silenciar la única voz que denuncia abiertamente la inseguridad y los privilegios concedidos al independentismo.