Los actos terroristas, en la pasada guerra, arrasaron con infraestructuras críticas: puentes, centros educativos, hoteles, universidades y edificios de grandes dimensiones, sin obviar que la capacidad hospitalaria bajó de 3.000 a 600 camas. Bengasi es un enclave excepcional que gravitará en breve todas las inversiones turísticas. Un plan elaborado, con sello de identidad propio, que hará de Bengasi un nuevo Sultanato de Omán, de viviendas de pequeña altura y colores de luz, una región de reclamo para el inversor y el turista.
La operatividad de expertos internacionales, (entre los que destaca un grupo de militares españoles), colabora, a día de hoy, en la formación de unidades del Ejército Nacional libio, para que el control de la inmigración ilegal supere ya al 60%, el narcotráfico no acampe a sus anchas, la juventud emprenda sus estudios en universidades de élite y lo más importante: que se erradique el terrorismo de Daesh y Al Qaeda, gracias a la labor realizada por sus Fuerzas Armadas, bajo el mando del mariscal de Campo, Jalifa Haftar.
Los últimos informes de Naciones Unidas ponen de manifiesto que la Presidencia de la Cámara de Representantes ha hecho pública la decisión de nombrar a la Junta Directiva del Banco Central y la Junta al completo, celebró su primera reunión el pasado 10 de noviembre.
Para el Alcalde de Bengasi, Alsaquer Emran Abojwary, el parámetro de la seguridad es el paso previo para incidir en las infraestructuras del sector turístico y dar conocer la lista de ciudades emblemáticas, declaradas por la UNESCO, Patrimonio de la Humanidad: Shahad, Souss Lybia, Loubda, Soubrata y Ghdmass. “Estamos preparando la costa de Bengasi para recibir al flujo turístico, zona atractiva para el hombre de negocios”. Así las cosas, el Alcalde ha anunciado que las obras del nuevo aeropuerto al oeste de Bengasi, alcanza el 23% de su puesta a punto, con más de 20.000 hectáreas de conectividad entre ciudades y con la previsión de albergar un flujo de 5 millones de pasajeros anuales.
Así las cosas, gracias al fonde de reconstrucción nacional, el levantamiento de Bengasi durará unos dos años más. Barcelona podría servir de inspiración a la alcaldía en el diseño de su propia ciudad, si bien, con sello de identidad propio.
Por su parte, el responsable de Asuntos Exteriores, Dr. Abdul Hadi Al-Hawaij clave en una nueva identidad diplomática, está gestando grupos de amistad y acuerdos consensuados entre parlamentarios, otorgando, a su vez, un gran espacio al tejido empresarial extranjero. “Estamos preparando las infraestructuras para una obra gigante en Libia, abierta a cualquier inversor”. El ministro resalta que los vínculos comerciales no tienen que aguardar a las decisiones políticas. “Nuestro gobierno pertenece a la cuenca del Mediterráneo, un espacio para la Paz”. “Italia, por poner un ejemplo, trabaja con ambas administraciones”, - continúa diciendo el ministro-, “y es de los mejores interlocutores empresariales entre Trípoli y Bengasi”.
De todos es sabido que Libia está dividida en dos gobiernos, una vez que concluyó la guerra en el 2011: el Gobierno de la Unidad Nacional (GUN) reconocido por Naciones Unidas y la comunidad internacional, y que controla el oeste del país. El este y parte del sur, un 70% del territorio, incluidos los pozos de petróleo, se encuentra bajo tutela del Parlamento de Bengasi, dirigido por Osama Hamad. Poner fin a la división actual y caminar hermanados, en la reconciliación nacional, es un propósito al que alude el ministro de Exteriores libio, al prevalecer los intereses de sus ciudadanos por encima de todo lo demás: “hemos hecho de vosotros, pueblos y tribus, para que os conozcáis unos a otros”, reza uno de los versos del Corán, mencionado por el Dr Abdul Hadi Al-Hawaij.