UNA NACIÓN EN GUERRRA
Los kurdos, un pueblo sin patria
· Por José E. Mosquera (Twitter: @j15mosquera)
sábado 12 de noviembre de 2016, 07:57h
La guerra de los gobiernos de Irak y Siria y las potencias aliados contra del Estado Islámico en el Medio Oriente es atroz, despiadada y sanguinaria, igual que las respuestas de las milicias yihadistas del Estado Islámico. En ambos lados el terrorismo y la crueldad de la guerra ha generado destrucciones, crímenes, genocidios y desplazamientos masivos. Son dos países devastados y en ruinas. Focos de dos encarnizadas guerras por un nuevo orden en los dominios de las riquezas de petróleo y gas en el Medio Oriente.
De hecho, la expansión del Estado Islámico sobre las principales reservas energéticas de ambos países, generó unas respuestas inmediatas de las potencias y de las monarquías de la región. En Irak caída del régimen de Sadam Hussein, generó un vació de poder con grandes repercusiones en la estabilidad política de la región. Igualmente la guerra en Siria ha traído más inestabilidad y apariciones de nuevos actores en los conflictos regionales.
Uno de los actores más visibles en el nuevo péndulo de los conflictos regionales es el pueblo Kurdo a través de diferentes organizaciones políticas y militares en Turquía, Irak y Siria. Las milicias de sus diferentes organizaciones han sido bastiones claves para frenar la expansión del Estado Islámico sobre regiones petroleras estratégicas. Milicias que han recibido apoyo financiero y entrenamiento militar de fuerzas especiales de Estados Unidos y sus aliados.
De esa manera las organizaciones kurdas como los Peshmergas y la Unidad de Protección Popular, entre otras fuerzas se han convertido en determinantes en las estrategias de los aliados para frenar los avances del Estado Islámico. Pese a que la mayoría de los kurdos son sunitas como los yihadistas del Estado Islámico su diferencia radica en que mientras los del Estado Islámico buscan conformar un califato islámico acabando con las actuales fronteras nacionalistas, los kurdos quieren más autonomía y sueñan con el establecimiento su propio Estado.
Los kurdos son un pueblo sin patria, la minoría étnica más grande en el Medio Oriente. En consecuencia, reclama la constitución de un Estado en sus ancestrales asentamientos. Su población se calcula entre 50 y 60 millones, repartida en Turquía, Irak, Irán y Siria.
Sus luchas por tener una patria son milenarias. En la primera Guerra Mundial apoyaron a las fuerzas aliadas contra el imperio otomano, y fue así como lograron el reconocimiento como Estado independiente de Kurdistán. Reconocimiento que se dio con el tratado de Sèvres, el cual no fue ratificado y luego sustituido por el acuerdo de Lausana de 1923, mediante el cual las potencias: Gran Bretaña, Francia, Italia y Japón, se repartieron de acuerdo con sus intereses económicos y estratégicos el territorio del imperio Otomano y establecieron las fronteras de Turquía.
Tratado que marco el epilogo del Estado de Kurdistán y el reparto de su territorio entre Turquía, Irán, Irak y Siria. En aquella coyuntura los soviéticos trataron de anexar el territorio del efímero de Estado a Azerbaiyán. Ahora los territorios dominados por los Kurdos, además de ser fértiles para la agricultura y la ganadería, poseen inmensas reservas de petróleo y gas, riquezas codiciado por las potencias. Parte de las conflictividades en sus territorios obedecen a que en Irak se explota el 75% del petróleo, en Irán el 50% y más del 90% de las reservas de crudos de Siria y Turquía.
Hace un poco un estudio de reveló que en la región kurda de Irak tiene reservas de gas que superan los 100 billones de metros cúbicos de gas. En efecto, por ese valor estratégico las potencias se han visto obligadas sellar alianzas militares con sus distintas organizaciones para afrontar los avances del Estado Islámico. En Turquía el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) la principal fuerza independentista Kurda, al igual que otras organizaciones son macartizadas por el gobierno. En virtud de que, el gobierno de Ankara tiene serias preocupaciones por la consolidación del movimiento nacionalista kurdo y por eso mantiene en la ilegalidad a los partidos kurdos.