En los años 90, se hizo famoso el grito de “TERUEL TAMBIÉN EXISTE”. Mucho antes, dentro de la zona de Teruel y provincias colindantes, hubo una serie de municipios que se consideraron olvidados por las autoridades provinciales de Teruel, es decir, los olvidados de los olvidados. En aquel momento, se planteó un proceso de independencia de los centralistas y egoístas turolenses porque, si ellos estaban mal, aquella zona estaba peor. Personalmente pienso que estaban equivocados pues en esa época el número de Inspectores de Hacienda adscritos a esa provincia para pasar inspección era de 0. Dejando al margen opiniones particulares, se planteó -como decíamos- la independencia de Teruel de toda la zona del Maestrazgo como una independencia administrativa porque las capitales de provincia limítrofes “les olvidaban, les robaban y no les atendían” (¿Les suena?). El proyecto, que no trataba de salirse de España sino de liberarse del centralismo del pueblo de al lado. Se planteó la cuestión de segregar una serie de municipios creando una nueva provincia. Curiosamente la división del territorio en provincias es una atribución que corresponde al Estado Central y fue utilizada la última vez en época de Isabel II.
La creación de una nueva provincia generaba que se volviera a abrir el mapa autonómico. En aquella época, el Estado Central tuvo mucha prisa por quitarse una serie de servicios que quería transmitir a las Comunidades Autónomas pero para ello era necesario que las mismas estuvieran creadas, lo llamaron “cerrar el mapa autonómico”. Recién cerrado el mapa autonómico y en pleno proceso de transferencia de competencias, se intentó nada menos que enmendar la plana, cambiando el sistema provincial, creando una nueva provincia para hacer una nueva autonomía, con la sana intención de reclamar la transferencia de competencias y dinero al Estado que, como ya se ha indicado, se encontraba en proceso de definición y ejecución de transferencias. En definitiva, complicar aún más una situación territorial de por sí embarullada.
Ahora que la situación está más tranquila, existe algún rescoldo para intentar resucitar aquella época. Como ahora Teruel existe y los centralistas turolenses ya son menos egoístas porque tienen más dinero, parece que no va a llegar a mayores.
Con estos antecedentes históricos, tal vez deberíamos recordar a una serie de municipios que la capacidad de ordenación del territorio español en provincias corresponde al Estado central y que su modificación podría chocar con la definición que de sus propios territorios hacen los Estatutos de Autonomía. Pero tampoco podemos obviar que si Barcelona se divide en Barcelona y Barcelona Bis, el Estatuto se respeta porque el Estatut no tiene un listado exhaustivo de los municipios que conforman el territorio de Barcelona.
La creación de una nueva provincia vuelve a abrir el mapa autonómico que debería volver a cerrarse con una nueva Comunidad Autónoma: TABARNIA.
Se plantea una cuestión nueva: ¿Quién haría la transferencia de competencias? Hasta ahora era el Estado central pero, en este caso, lógicamente, sería la Generalitat de Cataluña.
Y respecto a la nueva provincia como heredera territorial: ¿Cuál sería su bagaje cultural? Porque eso lleva una serie de derechos. ¿Algún archivo? ¿Alguna catedral?
Y por razón del territorio algunas instituciones, organismos autónomos, etc pasarían a Tabarnia. ¿Tal vez algún puerto? ¿Alguna estación de tren? , ¿aeropuerto? . . .
Si alguien pretende agitar el avispero puede continuar como hasta ahora y no llegar más que a los telediarios.
Si alguien pretende crear TABARNIA, en serio, ya sabe por dónde empezar, instando la modificación del mapa provincial, iniciativa a la cual pueden sumarse otros como, por ejemplo: El Maestrazgo, Tortosa o el Valle de Arán.
Para más información: ¡Visiten el Maestrazgo!