Las cifras de su aplicación son alarmantes: en los modelos de medición de valor a largo plazo como son las estrategias de consecución de los objetivos de dividendo a largo plazo y los modelos de información de relación con inversores, son las áreas en que menos énfasis se pone en conocer el impacto de la asimilación de cada uno de los riesgos corporativos. En concreto, un 70% de las organizaciones utilizan modelos que no les permiten identificar y medir el impacto de cada uno de los riesgos en la consecución de los objetivos de dividendo a largo plazo, y en el caso de los modelos de información de relación con inversores, esta cifra alcanza un 73%.
En un contexto de inmediatez y de resultados cortoplacistas podría tener sentido que las empresas fijasen este tipo de modelos, pero lo realmente interesante en la vida de las compañías es saber generar valor a largo plazo, hacerlas consistentes, sólidas, parte de la sociedad, generadoras de confianza y con capacidad de empatizar con los consumidores. Y este tipo de compañías solo se logran midiendo y gestionando de manera correcta los riesgos corporativos asociados a cada una de las decisiones que se tomen.
Y vistos los datos, es importante poner de manifiesto la necesidad generalizada que tienen la mayoría de compañías de explorar estos territorios y avanzar en sus estrategias.