La irrupción de Internet ha cambiado los hábitos de la gente en prácticamente todos los segmentos posibles. Uno de esos ámbitos es el financiero, espacio donde la Red, con el paso de los años, se ha hecho un hueco de manera espectacular, omnipresente. Tanto es así, que cada vez son más los bancos online sin comisiones que permiten al cliente administrar sus cuentas a golpe de clic de modo sencillo, práctico y muy rápidamente. Dicha tendencia es habitual, en mayor medida, a través de los teléfonos móviles. Es mediante sus pantallas donde los usuarios pueden ver las continuas promociones que las entidades bancarias realizan dada la creciente competencia entre los establecimientos del sector. Tanto es así que actualmente se calcula que una de cada tres cuentas bancarias se abre por Internet de manera absolutamente online. Son los llamados ‘neobancos’, que mediante sus bajos costes operativos y sus productos claramente adaptados están captando nuevos clientes sin cesar.
Son muchas las características que definen a estas nuevas entidades digitales, pero hay algunas de muy destacables. Uno de estos atributos gira alrededor de los profesionales, que se erigen como uno de los grandes objetivos de estos bancos. En este caso, las ofertas no son gratuitas, pero sí que resultan más económicas que las que brindan los bancos convencionales. Otra característica es su capacidad de resistencia, un valor que nace después que los bancos tradicionales se hayan puesto las pilas y hayan apostado por aplicaciones innovadoras para la gestión de las cuentas. Pese a ello, los bancos online continúan un paso por delante. Por otro lado, la última tendencia de dichas entidades son las cuentas sin comisiones online, lo que amplía el abanico hacia una clientela más popular.
Ventajas y desventajas
Como todo, este producto financiero tiene sus puntos fuertes y sus aspectos más flacos. Entre sus ventajas se encuentran sus ofertas promocionales, el ahorro del tiempo, la interactividad o su bajo coste económico, mientras que sus detractores podrán criticar la imposibilidad de depositar dinero en efectivo, la falta del contacto humano directo o una accesibilidad reducida para las personas mayores.
En todo caso, estamos hablando de una herramienta joven y rompedora, con mucho recorrido por delante. Y esto teniendo en cuenta, por otro lado, que ya se cuenta con la supervisión del BCE (Banco Central Europeo), que a inicios de 2014 estableció que la supervisión de las entidades de crédito de los países de la Eurozona se hallaba a cargo del Mecanismo Único de Supervisión, sistema donde participan autoridades supervisoras nacionales como, por ejemplo, el Banco de España.