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INFORME DE ALLIANZ GI

El dinero por sí solo no da la felicidad

El dinero por sí solo no da la felicidad

  • Por el Dr. Hans-Jörg Naumer, Director Global Capital Markets & Thematic Research de Allianz Global Investors

viernes 03 de diciembre de 2021, 17:13h

Ya ha llegado la cuarta ola. Vuelven a aumentar las tasas de nuevos contagios por coronavirus en todo el mundo y se observan tres tendencias interesantes. En primer lugar,
parece que el incremento de contagios no está relacionado con el número de fallecidos. En segundo lugar, los países con tasas de vacunación más altas suelen mostrar las
cifras de incidencia más bajas. Y, en tercer lugar, los datos de movilidad recogidos por Google muestran diferencias entre países. Se constata un retroceso en la movilidad, lo
que se traduce en un nuevo aumento del teletrabajo, aunque los datos no se pueden comparar con los del mismo periodo del año anterior, en el que se produjeron confinamientos generalizados. Por tanto, es probable que la pandemia siga siendo un lastre para la economía, pero los efectos negativos deberían ser menores. Esto es algo
especialmente importante, dado que cada vez más regiones están superando el pico económico y entrando en una fase más moderada. Sin embargo, lo que no podemos
prever, es la evolución de la nueva variante del virus. Paralelamente, la inflación es un tema que preocupa cada vez más en todo el mundo, y no solo en lo que respecta a los bonos. Tanto las expectativas de inflación de los bonos ligados a la misma como las expectativas basadas en la demanda muestran claramente que los participantes del mercado se están preparando para un aumento de la inflación, incluso a varios años vista. Cada vez hay más indicios que indican que probablemente no se trate de un mero hecho temporal.

En Estados Unidos los alquileres están subiendo. Sería lógico pensar que la persistente subcontratación en el mercado laboral estadounidense iba a mantener los salarios bajos, pero las empresas prevéen que éstos aumenten. Al mismo tiempo, las empresas tienen una gran capacidad de fijación de precios en muchos sectores. Es decir, pueden trasladar el aumento de los precios de los insumos a los consumidores y mantener así unos márgenes de beneficios estables. Además, la Network for Greening the Financial System, la red de bancos centrales que apoya la transición a un sector financiero verde, impulsará la inflación en los próximos años en pos de su objetivo de alcanzar una economía libre de CO2 de aquí a 2050. Y esto, no se consigue en un solo día.

¿Cómo será el patrón de reacción de los bancos centrales?

Saben que su dinero no basta para garantizar la felicidad, así como que se deben tener en cuenta los efectos secundarios sobre la estabilidad de los precios. En el contexto global, las principales autoridades monetarias muestran un comportamiento dispar. Mientras que algunos bancos, sobre todo de los países emergentes, ya están ajustando sus tipos de interés, otros se muestran reticentes a tomar ese camino (como el Banco de Inglaterra) o se mantienen en un segundo plano. Ejemplos de ello son el Banco Central Europeo (BCE), el Banco Nacional Suizo y el Banco de Suecia. Por el contrario, en su última reunión, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) anunció el inicio de la retirada de las compras de bonos (“tapering”). Es probable que el BCE ponga fin a su programa de compras de emergencia frente a la pandemia (PEPP) el próximo año, pero seguirá activo en el mercado de bonos e insiste en mantener los tipos bajos a corto plazo.

Los mercados financieros se acercan lenta pero inexorablemente al final del año, lo que a menudo ha supuesto un apoyo estacional para la renta variable. Y, mientras la economía y la liquidez en busca de rentabilidad deberían seguir respaldando a los mercados de renta variable, la pandemia (sin olvidar la nueva cepa del virus) y un cambio de orientación sorprendente de los bancos centrales que se niegan a actuar continúan suponiendo una amenaza para las inversiones de mayor riesgo.

Asignación táctica: acciones y bonos

Estamos presenciando una combinación sin precedentes de estímulos monetarios y fiscales, que se espera que disminuya relativamente tarde en el ciclo económico.

La economía mundial ha tocado techo en términos de crecimiento, de potencial de sorpresas en la actividad económica y revisiones de beneficios y, además, está cambiando su tendencia hacia una etapa más tranquila.

Las economías de Estados Unidos y China han recuperado recientemente el ritmo. En Europa, el dinamismo de la nueva ola
de contagios conlleva riesgos a corto plazo.

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