A corto plazo, detener las importaciones de energía rusa podría costarle a Alemania hasta el 3 por ciento de su producto interno bruto. Este es el resultado de las estimaciones de la red EconPol Europe calculadas con un modelo de simulación. El petróleo y el carbón podrían ser reemplazados por importaciones de otros países, pero es más difícil encontrar reemplazos para el gas, escriben los autores. “Alemania debería tomar medidas rápidas y decisivas para reducir su dependencia del gas ruso. Sin las medidas adecuadas hoy, corremos el riesgo de ser vulnerables al chantaje este invierno”, dice la profesora Karen Pittel, miembro de la red EconPol y directora del Centro de Energía, Clima y Recursos de ifo.
“El costo de detener las importaciones de energía sería significativo, considerando que la pandemia de coronavirus costó alrededor del 4,5 por ciento de la producción económica”, dice Andreas Peichl, miembro de la red EconPol y director del Centro de Macroeconomía y Encuestas de ifo. Tampoco se pueden descartar grandes recesiones y trastornos económicos, ya que la fuerza del impacto potencial inyecta un alto grado de incertidumbre en la simulación. Peichl agregó que gran parte de la industria aún no se ha recuperado de los efectos de la pandemia, y eso también hay que tenerlo en cuenta. Además, no queda claro a partir de la caída simulada del producto interno bruto general que algunas ramas de la industria, así como los sectores de producción y producción, puedan verse mucho más gravemente afectados.
Reemplazar las importaciones de gas ruso es complicado, afirma el estudio. El gas podría importarse de países distintos de Rusia, el carbón y la energía nuclear podrían usarse en lugar de gas en la generación de energía, y las reservas de gas podrían reponerse durante el verano. Sin embargo, estas medidas solo compensarían parcialmente el déficit de consumo de gas de los próximos 12 meses.
En primer lugar, las políticas deben apuntar a aumentar los incentivos para sustituir y conservar los combustibles fósiles lo más rápido posible, incluso si un embargo no es inminente. “Tomar medidas ahora significa que no tenemos que hacer ajustes aún más difíciles este año o el próximo cuando llegue el momento. Dado que tal movimiento haría subir los precios aún más, se tendrían que tomar medidas de apoyo específicas para las industrias y los grupos sociales que se han visto especialmente afectados”, dice Pittel.
Los autores de este artículo son Rüdiger Bachmann (Universidad de Notre Dame), David Baqaee (Universidad de California), Christian Bayer (Universidad de Bonn), Moritz Kuhn (Universidad de Bonn y ECONtribute), Andreas Löschel (Universidad Ruhr de Bochum), Benjamin Mol (Escuela de Economía de Londres), Andreas Peichl y Karen Pittel (Instituto ifo de Investigación Económica, Universidad de Munich), y Moritz Schularick (Sciences Po Paris, Universidad de Bonn y ECONtribute).