El próximo 6 de abril comienza la campaña de la Declaración de la Renta y este año el Ministerio de Hacienda Pública ha lanzado una advertencia a los usuarios de plataformas de segunda mano: las transacciones en este mercado no están exentas de impuestos. Pero, ¿cómo deben actuar los usuarios para cumplir con sus obligaciones fiscales correctamente? Milanuncios, la plataforma con más experiencia en el mercado de segunda mano, recopila algunos consejos para realizar correctamente la declaración este año siguiendo las indicaciones de los organismos oficiales que la regulan.
Tributación para vendedores
Según la normativa, la regla general es que el vendedor no tendrá que declarar los artículos que venda a menos que esté obteniendo un beneficio por ellos. Pero, cuando el objeto se vende por un precio superior al que se compró, se deberá declarar esa ganancia patrimonial. Los usuarios acuden al mercado de segunda mano para conseguir productos por un precio inferior, pero, en algunos casos como objetos de coleccionista o productos de producción muy limitada, el precio puede superar al valor inicial.
En este caso, la normativa señala que el vendedor debería incluir las ganancias en su declaración de la renta y tributar un porcentaje de entre el 19% (para beneficios por valor de menos de 6.000 euros) y el 26% (para beneficios de más de 200.000 euros).
Sin embargo, independientemente de si se obtiene beneficios por la venta individual de cada producto, si el vendedor estuviera realizando un gran volumen de transacciones de manera habitual con unos ingresos superiores al Salario Mínimo Interprofesional (1.000€ brutos mensuales en 14 pagas), Hacienda entendería que está realizando una actividad económica. En este caso, según indica la normativa vigente, el vendedor debería darse de alta como autónomo, declarar el IVA e incluir esta actividad económica también en la declaración de la renta.
Tributación para el comprador
Normalmente, los usuarios no aprecian los impuestos que pagan cuando compran porque se trata de impuestos directos, es decir, que se pagan directamente como parte del producto. En España, en todos los bienes de consumo incluyen IVA por lo que sería normal pensar que al adquirir productos de segunda mano deberíamos también pagar este impuesto. Sin embargo, según indica la Agencia Tributaria, las compras de segunda mano están exentas de IVA y es el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP) el que los compradores deben pagar, concretamente en la modalidad de Transmisiones Patrimoniales Onerosas (TPO).
Se trata de un impuesto que supone un gravamen de entre el 4% y 8% del precio, dependiendo de la normativa de cada Comunidad Autónoma. Los usuarios están acostumbrados a cumplir con este impuesto para grandes transacciones como la compra de inmuebles o vehículos, pero, a ojos de la administración, es indiferente el precio o el tamaño del bien, todos deben contribuir.