Análisis y Opinión

Desabastecimientos

LA VERDAD POR DELANTE

· Por Enrique Calvet, ex europarlamentario y Presidente de ULIS

Enrique Calvet | Martes 15 de marzo de 2022

Es una evidencia que de los muchos males que traen los periodos de guerra, uno de ellos es el desabastecimiento. En este breve billete daremos dos modestas ideas sobre dos que ya nos acechan. El primero sería un desabastecimiento de productos agrícolas básicos. Nos cuentan que ya existen unas restricciones en aceite de girasol, pero es notorio que, por lo pronto, la situación en Ucrania, uno de los grandes graneros de Europa, compromete actuales abastecimientos básicos para el sector agroalimentario europeo. No hay aún situación de alarma, pero es menester evitar que llegue. El tema es complejo, por los muchos instrumentos que existen para abordar el tema, pero añadimos una visión más: retomar urgentemente la PAC.



Ese instrumento comunitario se creó para que, precisamente, la “Europa” de la época (seis naciones) pudiera abastecerse. Fue un éxito absoluto. Pero la PAC evolucionó multiplicando y complicando sus objetivos como son ingeniería social, ambiciones medio-ambientales, ecologismo a veces acertado, a veces ideológico, el cambio climático, etc…Este puede ser un ejemplo nítido del cambio de prioridades que exige la situación luctuosa que ha creado Putin. Creemos que es buen momento para reformar a fondo la PAC recogiendo el espíritu original en gran parte: cuidar ante todo el abastecimiento amenazado, y que los objetivos “secundarios” nunca atenten contra el principal. Y creemos que España, como potencia agrícola y agroalimentaria puede y debería liderar ese movimiento, debería estar en “la primera velocidad”.

La segunda amenaza de desabastecimiento, con la verdad por delante, se ceba en los productos energéticos tan indispensables para nuestra simple supervivencia cotidiana. Aquí nos encontramos con una paradoja. El problema de Europa, y de España, es su terrible dependencia de importaciones de productos energéticos básicos de naciones, ahora más que nunca, enemigas o chantajistas de Europa. Hasta ahora el desabastecimiento se ha combatido con dinero, pero tras “la putinada” puede haber, sencilla y llanamente, carencia física. Ante esto, la salida estratégica no puede ser otra que cambiar drásticamente de modelo energético. Los últimos y permanentes avances tecnológicos demuestran ya cada día más que las energías renovables, las marítimas, el hidrógeno son viables y serán económicamente viables. La transición energética es estratégicamente irrenunciable para nuestro futuro. La paradoja viene del hecho de que requiere tiempo, bastante tiempo, y de que el coste de esa transición tiene que ser introducido en el desarrollo de esa estrategia, pues no sirve para nada ser el país “más verde” de una sociedad asolada por la pobreza o la ruina, ni ser el cementerio más ecológico del mundo.

El desatino de nuestro modelo energético, que empezó con el suicida parón nuclear y llega a una cateta carrera por ser el más verde de la clase a precio impagable, ante la amenaza de desabastecimiento, también en Europa y en España, debe plantear un inmediato cambio de prioridades. Transición energética sí, pero ¿Cómo y a qué ritmo, sabiendo que a corto y medio plazo seguiremos necesitando mucho hidrocarburo de fuera? ¿A qué precio según nuestras posibilidades tecnológicas, naturales y políticas? Porque también la ciencia ha demostrado la viabilidad de la energía técnica y económica nuclear, para alivio de Francia, o la del fracking, para dominio de EE.UU. por ejemplo. A corto plazo hemos de centrarnos en las necesidades básicas y los objetivos reales. Y eso requiere admitir que el planeta no está en peligro y seguirá existiendo miles de millones de años, que será perfectamente habitable con un par de grados de media más y que la característica de la especie humana es adaptarse y que el ser humano es limitado para frenar y cambiar dinámicas geológicas y telúricas. Por cierto los mayores atentados, con mucha diferencia , contra el medio ambiente, son los fenómenos naturales…y las guerras. Una cosa es hacer las cosas bien en la medida de nuestras posibilidades, y otra hacer tonterías en función de ideologías histéricas creyéndonos los dioses del universo.