Análisis y Opinión

Las 102.000 sinrazones del fiasco social-comunista

CARTA DEL PRESIDENTE

· Por Alfonso Merlos, Presidente del Grupo "El Mundo Financiero"

Alfonso Merlos | Domingo 01 de mayo de 2022

Ni más fuertes ni más unidos. Al contrario: más débiles y más divididos. No es ninguna sorpresa porque, antes o después, los hechos desnudos y descarnados, con frecuencia estremecedores, derriban la propaganda gubernamental más escandalosa e injustificada haciéndola completamente añicos; no causando un daño a quienes la han propalado sino, muy especialmente, a quienes han comprado esa mercancía averiada y terminan por ella achatarrados.



El panorama, con el gris aval de las circunstancias, es tozudo. España ha destruido 102.000 empleos y el paro ha aumentado en 71.000 personas en el primer trimestre de este 2022 en el que los prebostes oficiales del social-comunismo (un proyecto totalmente atípico en los tiempos que corren, incluso en la vieja Europa) se las prometían felices.

Mientras de manera estrambótica y totalmente inaceptable los sindicatos de clase se han concentrado en ofrecer a sus afiliados descuentos para viajar a la playa este puente del 1 de mayo, una España descosida no sólo se nos escapa de las manos sino que, poco a poco, se va por el sumidero; y bajar a las alcantarillas -algún día habrá que hacerlo- siempre será ingrato.

Se dice pronto. El 20% de los parados lleva cuatro años en busca de un empleo. Son demasiados millones. Muchos más de los imaginables cuando, en medio de esa interminable travesía del desierto, se topan y estrellan con una inflación desbocada, con unos precios de la electricidad que ahogan, con unos carburantes insultantemente intocables en sus tarifas.

Es el polo opuesto de un Estado del bienestar, de una sociedad que -en el sentido más positivo y progresista del término- debería aspirar a acomodarse y aburguesarse: en la prosperidad, en la creación y distribución justa de la riqueza. Pero no. Los actores productivos entregan hoy buena parte del sudor de su frente a sostener la estructura más cara de nuestra historia democrática que han conformado socialistas y comunistas, codo con codo, propiciando el ejecutivo -con sus insufribles satélites- más oneroso para el bolsillo de las clases medias y, cabría decir, para todas las clases posibles.

La Historia tiene un fuerte componente cíclico: afecta a personas, a organizaciones, a países. Y tiene asimismo elementos inalterables. Concebido de la peor forma (si es que hay alguna buena), el colectivismo que promueven Sánchez, los podemitas que quedan y demás meritorios antisistema sólo es anuncio de la decadencia y de la ruina, empezando por la material. Churchill lo expresó con proverbial lucidez y rotundidad: “poned a un comunista al frente del Desierto del Sáhara y en 5 años habrá escasez de arena”.