Los mercados son muy de brocha gorda: se suelen mover en función de pocos factores. Y en esta ocasión más que nunca, porque el movimiento bursátil de los próximos meses dependerá exclusivamente de la inflación. Aunque el mercado sea muy de brocha gorda, los matices no son triviales. Este año, la diferencia entre el NASDAQ y los índices que mejor se comportan en un entorno de inflación ha sido superior al 20%. Por lo tanto, también será de dos dígitos la diferencia de rentabilidad si se acierta con la ecuación inflación activo, sector o país elegidos para invertir.
Si se cuenta con liquidez y no se invierte aprovechando la corrección y la inflación acaba siendo menor de lo esperado, se perderá una magnífica oportunidad para entrar al mercado. Y si la inflación resulta mucho mejor de lo esperado, el sector tecnológico el más afectado por las expectativas de subidas de tipos será el mayor beneficiario. Si la mejora en la inflación es moderada, la reacción alcista de los mercados sería más leve.
Si, por el contrario, la inflación empeora, aquellos activos, sectores y países que funcionan bien con tipos altos serán los únicos ganadores. Si llegase a empeorar todavía más, apenas quedarían muy pocos sitios donde esconderse en renta variable. Los que estén muy invertidos, deberán plantearse en ese caso un stop de pérdidas y un giro radical en la composición de sus carteras. Aquellos que cuenten con liquidez, deberán atender nuestra recomendación estrella de este año: apostar contra el precio de los bonos, con productos que se aprecian con la subida de los tipos de interés.