Uzbekistán estuvo en los orígenes de la Organización de Cooperación de Shanghai y ha contribuido y sigue contribuyendo de forma significativa a su desarrollo progresivo. En 2021-2022, Uzbekistán presidirá esta autorizada organización. El ministro de Asuntos Exteriores, Vladimir Norov, habló de las iniciativas de Uzbekistán propuestas por el presidente Shavkat Mirziyoyev en el seno de la OCS y de las perspectivas de interacción con esta organización.
Estimado señor Norov, la OCS no solo es una de las áreas prioritarias de la cooperación internacional de Uzbekistán, sino también una organización en la que usted tuvo la oportunidad de servir como Secretario General en 2019-2021. ¿Qué es la OCS hoy en día y qué papel desempeña en la escena internacional?
En primer lugar, me gustaría destacar que en un periodo relativamente corto la Organización de Cooperación de Shanghai ha recorrido un largo camino y se ha convertido en parte integrante del contexto político y económico mundial.
En la actualidad, la OCS es la mayor organización regional del mundo. Su territorio total supera los 34 millones de kilómetros cuadrados. Esto supone más del 60% del territorio del continente euroasiático. La población total de los Estados miembros de la OCS es de 3.200 millones de personas, lo que supone casi la mitad de la población mundial.
Incluye 8 miembros permanentes, 4 Estados observadores y 9 socios de diálogo.
La "familia ampliada" de 21 países abarca tres continentes: Asia, Europa y África. Al mismo tiempo, sigue creciendo el interés de otros países por interactuar con la estructura en uno u otro formato.
La posición internacional de la OCS se ve reforzada por la constante expansión de su red de organizaciones asociadas: la ONU y sus organismos especializados, la ASEAN, la CEI, la OTSC, la CEEA, la CICA y la OCE. Se están forjando lazos con la Liga de Estados Árabes y otras estructuras multilaterales.
En la actualidad, el espacio de la OCS es una región autosuficiente en términos de vastas reservas de materias primas, productos manufacturados, mano de obra cualificada y capital humano, y potencial tecnológico.
El tamaño total de las economías de los Estados miembros de la OCS es de unos 20 billones de dólares, lo que supone 13 veces más que cuando se creó. La OCS es el mayor mercado de consumo del mundo. En la actualidad, el PIB combinado de los miembros de la OCS ha alcanzado aproximadamente ¼ del total mundial. En 2030 esta cifra puede aumentar hasta el 35-40% del PIB mundial.
La OCS tiene un enorme potencial de transporte y tránsito que está a la espera de ser realizado en la práctica. Con la diversificación de las cadenas de suministro mundiales, la creación de nuevos corredores internacionales de ferrocarril y carretera en Eurasia a lo largo de las rutas Este-Oeste y Norte-Sur adquiere una dimensión estratégica.
Tampoco debemos olvidar que la OCS es una plataforma prometedora para reforzar el diálogo intercivilizacional y la cooperación cultural y humanitaria. La relevancia de este ámbito aumenta especialmente en un contexto de empeoramiento de la desconfianza y los sentimientos antagónicos en el mundo.
La participación de países, cada uno con una rica historia y un patrimonio cultural único, en una organización contribuye a reforzar el entendimiento mutuo y el espíritu de cooperación en Eurasia.
El presidente Shavkat Mirziyoyev ha identificado a Asia Central como una de las principales prioridades de la política exterior de Uzbekistán. ¿Cómo valora el papel de la OCS en el fortalecimiento del regionalismo de Asia Central?
La aparición de la OCS se debió principalmente a la nueva situación en Asia Central tras el colapso del sistema bipolar a finales del siglo XX, cuando el mundo entraba en un nuevo siglo con problemas complejos y consecuencias imprevisibles. En ese difícil período, la necesidad de una cooperación regional institucionalizada entre los jóvenes Estados independientes de Asia Central para contrarrestar las nuevas y multifacéticas amenazas y desafíos era una realidad objetiva.
En este sentido, la aparición de la OCS fue un resultado directo de los esfuerzos por garantizar la estabilidad y la seguridad en Asia Central. Y, por lo tanto, el valor añadido más importante de la creación y las actividades de la OCS puede considerarse como su contribución, principalmente, al fortalecimiento de la estabilidad y al desarrollo de la interacción regional en Asia Central.
Esto es un hecho reconocido y comprobado.
Hoy en día existe una contribución tangible de la OCS al mantenimiento de la paz y la estabilidad en la región. Sus logros son indiscutibles, sobre todo en la lucha contra las amenazas del terrorismo, el extremismo y el separatismo. Fue en el marco de la OCS donde se elaboró el primer documento multilateral que define el concepto de terrorismo: la Convención de la OCS sobre la lucha contra el terrorismo, el separatismo y el extremismo, del 15 de junio de 2001.
La Estructura Regional Antiterrorista de la OCS, con sede en Tashkent, trabaja de forma coherente en este ámbito, coordinando de forma conjunta y abordando eficazmente las causas, las fuentes y las manifestaciones de los "tres males".
Se realizan regularmente ejercicios antiterroristas de la OCS, incluidos los ejercicios para detectar y reprimir el uso de Internet con fines terroristas, extremistas y separatistas, así como la operación internacional antidroga "Web".
Se mantiene un diálogo regular sobre una amplia gama de cuestiones relacionadas con un gran abanico de asuntos de seguridad a través de los Secretarios de los Consejos de Seguridad, los ministros de Defensa, Asuntos Internos y los jefes de las agencias antidroga de los Estados miembros.
Se ha establecido una cooperación para garantizar la seguridad de la información a nivel internacional. Existe un grupo de trabajo en este ámbito, y se ha preparado y adoptado el Programa de Cooperación sobre Seguridad de la Información Internacional con la participación activa de la parte uzbeka.
Sin embargo, la contribución de la OCS a la estabilidad regional no se queda ahí.
En la práctica, la organización considera que la seguridad y el desarrollo económico son pilares interrelacionados. Este es el importante papel de la OCS en el mantenimiento de la estabilidad y el desarrollo sostenible de la región.
A pesar de los cambios que se están produciendo en la región y sus alrededores, después de más de 20 años, Asia Central sigue siendo el núcleo geográfico de la OCS. Los Estados miembros comprenden plenamente que garantizar la estabilidad y el desarrollo sostenible en la región sigue siendo un imperativo y, por ello, estas tareas deben seguir siendo el centro de atención de la organización.
Obviamente, la ampliación del número de miembros de la organización, unida a la rápida evolución de la situación en la región y en el mundo en general, introduce ciertos ajustes en la agenda de la OCS.
Se trata de un proceso objetivo, pero que no disminuye en absoluto el papel de la organización en nuestra región. De hecho, la inclusión de los mayores países del sur de Asia, India y Pakistán, en el "área de responsabilidad" de la OCS, y la trayectoria emergente de expansión hacia Oriente Medio abren nuevas perspectivas para los países de Asia Central a través de la OCS: se está convirtiendo en una poderosa plataforma multilateral para el desarrollo conjunto y la implementación de iniciativas mutuamente beneficiosas en el desarrollo de interconexiones multiestructurales en el vasto espacio euroasiático, desde el transporte, las infraestructuras, la energía, hasta la economía "verde" y la transformación digital.
En este contexto, háblenos de las prioridades de la interacción entre Uzbekistán y la OCS.
La Organización de Cooperación de Shanghai ocupa un lugar especial en la estructura de la diplomacia multilateral de Uzbekistán. Esto se debe a dos puntos fundamentales.
En primer lugar, nuestro país, aunque no es miembro de los llamados Cinco de Shangai, creados a mediados de la década de 1990 para resolver los problemas fronterizos entre China y una serie de Estados postsoviéticos (Rusia, Kazajstán, Kirguistán y Tayikistán), debido a su importancia regional, ha desempeñado un papel muy importante en la transformación de dicha plataforma de diálogo en una organización de pleno derecho.
En segundo lugar, como uno de los seis Estados fundadores de la OCS, Uzbekistán ha participado directa y activamente en la elaboración de los principios básicos y los documentos constitutivos de la organización, así como en la creación y desarrollo de su marco institucional.
Los países miembros de esta organización son los vecinos más cercanos y socios estratégicos de Uzbekistán. La interacción multifacética en el marco de la OCS ha servido para reforzar la cooperación multilateral regional e interregional, y promover la cooperación con cada uno de estos estados.
En el sistema de prioridades de la política exterior del nuevo Uzbekistán, la Organización de Cooperación de Shanghái es más que nunca una plataforma multilateral demandada para llevar a cabo una cooperación abierta, pragmática y orientada a una amplia y mutuamente ventajosa.
En consecuencia, la estrategia contemporánea de nuestro país en relación con la OCS se basa en principios clave como la iniciativa, la constructividad, el pragmatismo y la apertura a la cooperación.
Uzbekistán está interesado en liberar todo el potencial de la organización en las nuevas condiciones de su evolución, principalmente potenciando la cooperación práctica en áreas prometedoras que respondan a los intereses urgentes de todos los Estados miembros.
En 2017-2021, nuestro jefe de Estado presentó unas 50 iniciativas importantes y relevantes en las cumbres de la OCS. Lo más importante es que estas propuestas se han aplicado sistemáticamente en el marco de las hojas de ruta, los documentos normativos, programáticos y conceptuales de la OCS, así como en forma de nuevos mecanismos de cooperación multilateral.
La fórmula declarada por el Presidente de Uzbekistán en la cumbre de la OCS de 2020, "La OCS sólo es fuerte si cada uno de nosotros es fuerte", revela plenamente la esencia del enfoque constructivo de Uzbekistán hacia esta estructura de acuerdo con el "espíritu de Shangai".
Además, en su discurso de apertura en la cumbre de Dushanbe del año pasado, el presidente de Uzbekistán demostró claramente una política de iniciativa y apertura al presentar las prioridades de la presidencia de la OCS de Uzbekistán. Estas iniciativas, al tiempo que reflejan los objetivos clave del desarrollo interno de nuestro país y sus intereses en la esfera de la cooperación internacional, integran con éxito las metas y objetivos de la OCS en la nueva etapa de su desarrollo.
Entre ellas está la de seguir reforzando el potencial de la OCS mediante la mejora de la cooperación multilateral en ámbitos cruciales como el comercio intrarregional, la cooperación industrial, la innovación y la economía verde y digital.
También es importante la aplicación práctica del "espíritu de Shanghái" a través de las herramientas de la diplomacia pública, el turismo, el fortalecimiento de la amistad y la buena vecindad, las nuevas iniciativas culturales y humanitarias, el enriquecimiento de la agenda de la OCS mediante la promoción de nuevas áreas y formatos de cooperación en ámbitos tan prometedores como las tecnologías de la información y la comunicación, la reducción de la pobreza, la cuarentena vegetal, el fortalecimiento del perfil global de la OCS y la ampliación de sus vínculos internacionales.
Como es sabido, Uzbekistán, como nación que preside la OCS, acogerá la Cumbre de Jefes de Estado de la OCS en septiembre de este año en Samarcanda. ¿Podría detallar los preparativos de esta cumbre y compartir su valoración sobre el papel y la importancia del próximo evento?
La presidencia de Uzbekistán en la Organización de Cooperación de Shanghai se acerca al evento principal -la reunión del Consejo de Jefes de Estado en Samarcanda- con un sólido paquete de nuevos documentos jurídicos y conceptuales destinados a elevar la polifacética interacción dentro de la organización a un nuevo nivel cualitativo.
La elección de Samarcanda tiene un profundo sentido: la ciudad ha sido desde tiempos inmemoriales un lugar de encuentro histórico y de diálogo entre civilizaciones, un puente para el enriquecimiento cultural y humanitario y el desarrollo del comercio internacional, la consolidación de la buena vecindad.
Samarcanda ha adquirido una dimensión especial en la dinámica diplomática del Nuevo Uzbekistán, sirviendo de plataforma única para convocar y promover las iniciativas internacionales y diplomáticas más importantes de nuestro país. En los últimos años, la ciudad ha acogido varios foros importantes, como la Conferencia Internacional "Asia Central: un pasado y un futuro común, cooperación para el desarrollo sostenible y la prosperidad mutua" (2017), el Foro Asiático de Derechos Humanos (2018), posteriormente transformado en el Foro de Derechos Humanos de Samarcanda (2020), y otros.
El patrimonio único de Samarcanda y su nuevo poder creativo se ajustan perfectamente a la base de valores de la OCS: los principios de confianza, beneficio mutuo, igualdad, respeto a la diversidad cultural y desarrollo conjunto.
Hoy, en vísperas de la cumbre, la "joya" de la Gran Ruta de la Seda experimenta un nuevo nacimiento con una amplia reconstrucción y está lista para acoger el mayor foro político y diplomático del año en Eurasia.
En un ambiente tan agradable, los Jefes de Estado debatirán en la cumbre de Samarkanda los nuevos retos y tareas a los que se enfrenta la OCS a la luz de la profunda transformación de las relaciones internacionales contemporáneas, y adoptarán una serie de decisiones cruciales que tendrán una importancia histórica para la evolución futura de la Organización.
Uno de los temas clave de la agenda de la cumbre es la ampliación de la OCS. El Memorando de Compromiso de la República Islámica de Irán para conseguir el estatus de miembro de la OCS ya está listo para ser firmado. El documento prácticamente allanará el camino para que esta destacada nación de Oriente Medio se convierta en miembro de pleno derecho de nuestra Organización.
En este contexto, la próxima cumbre presidida por Uzbekistán adquiere una importancia especial, ya que constituye un lugar muy oportuno y eficaz para que los líderes del Grupo de los Ocho de Shanghái discutan toda una serie de cuestiones urgentes de la agenda regional y mundial.
Todo esto inspira la confianza de que la cumbre de Samarkanda marcará dignamente la entrada de la OCS en la tercera década, marcando un nuevo hito en su evolución.