La Unión Europea afronta el gigantesco reto de la independencia energética no con una voz única, puesto que, por desgracia, no se han propuesto medidas de emergencia unitarias sino que cada país está adoptando sus propias políticas para salvarse del previsible riesgo social que se avecina de cara a los próximos otoño e invierno si Rusia opta por cortar adicalmente el suministro de gas. Algo que los svicios de inteligencia europeos y extranjeros barajan como una opción muy firme de Rusia para doblegar al entorno político de la UE, que tiene problemas diferentes a los de otros aliados de la OTAN y Occidentales, como puedan ser el Reino Unido, Turquía o los propios Estados Unidos, demasiado distante de la problemática centroeuropea que muchas veces ni comprenden. Mientras Bruselas ultimaba este último mes su plan para salvar el invierno de un posible corte total en el suministro de gas por parte de Rusia, varios países adoptaban medidas destinadas a esquivar el desabastecimiento energético. El paquete de medidas de la UE fue finalmente presentado este miércoles. Bajo el nombre 'Ahorra gas para un invierno seguro', los Veintisiete instan a los gobiernos a reducir un 15% el consumo de gas limitando la calefacción y el aire acondicionado en edificios públicos. Tras diez días de expectación por el corte del flujo de gas a través del Nord Stream 1, buenas noticias para Alemania. Rusia ha anunciado este jueves la reanudación del suministro al país germano tras varias jornadas de parada en el gasoducto por maniobras de mantenimiento.
En Bruselas consideran que Rusia está empleando la energía como “arma” ante el posible corte parcial o total del suministro de gas. “Rusia nos está chantajeando y Europa debe estar preparada”, aseguró Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.
Debido a la incertidumbre, algunos estados han optado por nacionalizar eléctricas o apostar más por el carbón. Estas son las medidas que han adoptado los países europeos como plan de contingencia país por país:
Francia
El presidente francés, Emmanuel Macron, ha optado por nacionalizar la principal empresa eléctrica del país, EDF. Un movimiento con el que el Elíseo busca tener el control pleno de la producción de la electricidad hacia el camino de la independencia energética.
Con la mirada puesta en impulsar la energía nuclear para "garantizar la soberanía", el Gobierno de Macron, que habla de "economía de guerra", ya ha anunciado su intención de "negociar un cambio" en el mecanismo de fijación de precios de la electricidad en toda Europa.
Italia
El país aúna esfuerzos para decretar el racionamiento de las energéticas y limitar el consumo tanto de la calefacción como de alumbrado público, entre otras medidas anunciadas por el Gobierno la semana pasada.
Al mismo tiempo, incrementará sus compras de carbón y usará sus centrales para aumentar la producción a partir de agosto. Una medida también de carácter provisional.
Desde hace meses, aplica un impuesto del 25% a los gigantes energéticos con el objetivo de suavizar la inflación. El dinero recaudado irá a parar al paquete de medidas anticrisis, que incluye ayudas a las pensiones y al trabajo.
Alemania
Trabajando contra reloj para reducir su dependencia del gas ruso, el Gobierno del socialdemócrata Olaf Scholz ha aprobado recientemente medidas que permiten operar a las centrales de carbón y petróleo, mientras continúa forjando alianzas con los países del Este en materia energética.
La regulación busca ahorrar gas reactivando las centrales de carbón en la reserva y prolongar el funcionamiento de las que debían desconectarse este año hasta la primavera de 2023.
Y es que Berlín tiene razones suficientes para prepararse ante el peor escenario. La semana pasada el país dejó de recibir gas ruso por el gasoducto Nord Stream y poco después la compañía, Gazprom, decía que no podía garantizar "la operación segura" del mismo.
Todo ello ha llevado a Berlín a negociar con proveedores de todo el mundo para garantizar el suministro, especialmente de cara al invierno.
Bélgica
Bruselas sigue la estela italiana. La ministra de Energía belga anunció la semana pasada un impuesto del 25% sobre los márgenes del resultado bruto de las empresas energéticas ante la subida de precios, que se une al paquete de medidas fiscales aprobadas en marzo.
La medida afectaría a todos los proveedores, productores y comercializadoras de electricidad y gas cuyo margen de beneficio bruto hubiera aumentado en más de 100.000 euros en un solo periodo.
Al igual que Francia, el país busca impulsar la energía nuclear, que recientemente ha sido reconocida como 'verde' por el Parlamento Europeo. Por eso, Bruselas ya anunció que seguirá haciendo uso de sus centrales nucleares durante diez años más de lo que tenía previsto.
Portugal
Su posición geográfica sitúa a Portugal, al igual que a España, en una situación de ventaja, ya que no depende tanto del suministro de gas natural ruso y sus principales importaciones provienen del norte de África.
No obstante, lidera desde hace años la apuesta por la transición ecológica y busca ser un país exportador de energía.
Cerró su última central a carbón en 2021 y el 60% de la energía eléctrica que consume el país tiene su origen en renovables, tal y como recordaba recientemente su primer ministro, António Costa.
Su Gobierno ha hecho un llamamiento a que la UE siga la estela lusa en materia energética "para no financiar a Vladimir Putin".
El país ya aprobó a principios de año un paquete de ayudas extraordinarias para paliar los efectos de la subida en la factura de la luz y sacó junto a España la llamada "excepción ibérica", que ha permitido rebajar el precio de la electricidad.
España
En nuestro país, por el momento, se hace un llamamiento a la prudencia. Aunque Pedro Sánchez anunció durante el Debate del Estado de la Nación un impuesto extraordinario a las energéticas españolas, Moncloa insiste en que la posición de España en materia energética es "más halagüeña" con respecto a nuestros vecinos al contar con un suministro más diversificado.
El ministerio de Transición Ecológica parece que está ultimando un plan de contingencia para los distintos escenarios posibles y ha reconocido que podría haber ciertas "tensiones" en cuanto a los precios.
Pero rechaza rotundamente la recomendación de los Veintisiete de reducir el consumo de gas un 15% al considerar que la idea "no es necesariamente la más eficaz, ni la más eficiente, ni la más justa".
El Ejecutivo ha descartado por ahora tomar medidas drásticas y no se plantea la nacionalización de empresas del sector energético.
¿Cómo afectaría a España un corte del gas ruso?
Según el último informe del Banco de España, cortar el suministro parcialmente supondría para nuestro país un impacto del 1,8% en el Producto Interior Bruto (PIB) y una subida de precios del 1,2%. En el caso de un cierre total entre Rusia y la UE, el impacto sería mayor, con una caída del 1,8% del PIB.
Los países más afectados serían Alemania, Italia y Francia, donde llega un mayor flujo ruso. Cabe recordar que Europa es el principal importador de gas ruso, por lo que Bruselas ya se prepara para afrontar un cierre total o parcial y buscar alternativas. En el caso español, alrededor del 10% de las importaciones de gas natural a España proceden de Rusia, mientras que casi un 35% procede de Argelia.
Con el suministro asegurado para nuestro país, los expertos coinciden en que la propuesta de la Comisión Europea se reflejaría de forma directa en un incremento de precios y se trata de "un sinsentido". "El esfuerzo de reducir la demanda de energía en un 15% no tendría ningún impacto positivo real en ningún otro país de la UE, mientras puede agravar la crisis económica, aumentar la situación de inflación y poner en riesgo el bienestar de los hogares el próximo invierno", asegura la Confederación estatal de Consumidores y Usuarios (CECU).
"El esfuerzo de reducir la demanda de energía no tendría ningún impacto positivo real, mientras puede agravar la crisis económica, aumentar la inflación y poner en riesgo el bienestar de los hogares el próximo invierno".
CECU apuesta por "avanzar en la transición energética" en lugar de los cortes de suministro y el racionamiento, y subraya que no parece "justo" que la responsabilidad recaiga en los consumidores, sino en la política que incentive la transformación energética "con especial atención a los consumidores vulnerables".
Postura similar a la de GasINDUSTRIAL, que integra a los grandes consumidores industriales de gas. Verónica Rivière, presidenta de la asociación, ha asegura a ondacero.es que "ningún escenario contempla que sean necesarias medidas adicionales y restricciones en la demanda para garantizar el suministro de gas", mientras que España "sufre desde hace meses el impacto de los altos precios del mercado, pese a no haber riesgo de interrupción del suministro ruso".
En este sentido, Rivière subraya que reducir el consumo "no tendría ningún impacto": "En España, reducir el consumo con el porcentaje propuesto por la CE, cumpliendo un techo de consumo de 331 TWh, es un sinsentido", asegura la presidenta de GasINDUSTRIAL, a lo que añade como explicación que el consumo de gas se ha repartido en los últimos años en un mix de 20% en generación eléctrica con ciclos combinados: el 20% en doméstico y el 60% en industrial.
La mitad de las plantas e industrias españolas tendrían que parar (...) Parar la industria en España carecería de utilidad para ningún país europeo".
Además, afirma que la tendencia es "contraria a la solicitada por la UE" y a su juicio sería "insolidario" reducir la exportación eléctrica a Francia en pleno invierno para "cumplir con la limitación del consumo de gas". Las condiciones climáticas de España "son mejores que las del resto de Europa", como considera Rivière, por lo que el despliegue de gas en nuestro país para la calefacción es "más reducido". Por ejemplo, en Alemania, el consumo doméstico representa el 44% y consume mucho más gas que toda España: "El consumidor doméstico representa en nuestro país el 20% del nacional, por lo que las medidas tendrían un impacto menor".
"La reducción sugerida por Europa debería ser soportada por la industria española y no sería únicamente del 10%, incluye compensar el incremento de consumo de gas de los ciclos combinados. La reducción industrial del 10% (37 TWh/año) más la compensación del consumo de los ciclos (85TWh/año), reduciría 127 TWh/año el consumo industrial habitual, un 57% de la demanda industrial: la mitad de las plantas e industrias españolas tendrían que parar", ha añadido la presidenta de GasINDUSTRIAL, que acaba haciendo insistiendo en que "parar la industria en España carecería de utilidad para ningún país europeo": "Apoyamos al Gobierno en que no hay que reducir el consumo de gas si no se puede vehicular hacia los países que lo necesiten. Estamos alineados en que hay que ser solidarios con los más vulnerables europeos, pero con sentido común".