El BCE ha subido hoy sus tres tipos de interés principales en 75 puntos básicos: al 0,75% el tipo de depósito, al 1,25% el tipo principal de refinanciación y al 1,5% el tipo marginal de crédito. La decisión se ajustó en líneas generales a las expectativas y a nuestras previsiones, que desde julio se han situado en el lado más agresivo del espectro debido a nuestra opinión de que el creciente riesgo de que las expectativas de inflación se desanclen obligaría al BCE a adelantar su ciclo de endurecimiento. Aunque el BCE ya sugirió esto en julio con su subida de 50 puntos básicos, el comunicado de prensa que acompaña a la decisión de hoy es sustancialmente más explícito al confirmar nuestras previsiones. En el primer párrafo, el BCE subraya que la decisión de subir los tipos en un incremento anormalmente grande fue para "adelantar la transición desde el actual nivel altamente acomodaticio de los tipos de interés oficiales hacia niveles que garanticen el retorno oportuno de la inflación al objetivo del 2% a medio plazo del BCE".
Más adelante, en el mismo párrafo, el BCE subraya que el Consejo de Gobierno espera seguir subiendo los tipos de interés en las próximas reuniones para "protegerse del riesgo de un cambio persistente al alza de las expectativas de inflación". En general, la decisión adoptada hoy por el BCE confirma nuestra opinión de que los halcones están impulsando actualmente el consenso en el seno del Consejo de Gobierno y que el tipo de depósito del BCE está en vías de alcanzar el extremo superior de su rango neutral estimado (1,5-2%) a finales de año.
Seguimos esperando una nueva subida de 50 puntos básicos en octubre y una reducción a 25 puntos básicos en diciembre, pero los riesgos siguen inclinándose hacia una trayectoria más pronunciada a corto plazo y a que el ciclo de subidas se prolongue hasta principios de 2023, cuando las presiones inflacionistas serán más importantes.
Estos riesgos han aumentado materialmente dado el tono firme adoptado en el comunicado de prensa de hoy y en la sesión de preguntas y respuestas de la presidenta Lagarde, en la que ha afirmado que el BCE tomará medidas más importantes dado lo lejos que están sus tipos de interés del rango "neutral" no revelado y que aún quedan entre 3 y 5 reuniones hasta que alcancen su tasa terminal actualmente asumida. Dado que la atención del BCE a corto plazo se centra firmemente en las condiciones de inflación, la fijación de los precios de las referencias energéticas y el informe del IPC de septiembre determinarán probablemente si el BCE refuerza la decisión de hoy con otra subida de 75 puntos básicos el 27 de octubre.
En el caso del euro, la confirmación de una subida de 75 puntos básicos impulsó un breve repunte. Sin embargo, con el deterioro de la situación económica todavía en el asiento del conductor para la moneda única y las expectativas de que la presidenta Lagarde adoptará un tono más neutral en la conferencia de prensa, el euro luchó para consolidar sus recientes máximos.
Estos presagios bajistas se materializaron a lo largo de la conferencia de prensa, y el EURUSD volvió a caer por debajo de la paridad, hasta un mínimo de 0,994, a pesar de los comentarios halagüeños de la presidenta Lagarde y del continuo repunte de la deuda pública de la zona del euro. La reacción de los mercados de divisas a la decisión del BCE, decididamente más dura, es reveladora.
Podría decirse que el euro es menos sensible a la evolución de la política monetaria a corto plazo, sobre todo teniendo en cuenta la prima de estanflación del dólar, impulsada por la subida de los tipos en EE.UU. y la mejora de los fundamentos del crecimiento. En cambio, es posible que el verdadero impacto del cambio de régimen del BCE no se perciba en el euro hasta que el apetito de riesgo del mercado esté mejor respaldado por una Reserva Federal más neutral y/o un periodo de desinflación mundial sostenida.