“El sector inmobiliario es el más cotizado para la inversión porque ni la pandemia ni la inflación han afectado demasiado a su avance. La capacidad de resiliencia de esta industria ha quedado fuera de dudas y las cifras oficiales siguen confirmando un equilibrio muy interesante entre oferta y demanda en un contexto de inflación menos dramático de lo que los pronósticos hacían pensar hace apenas un año”, asegura Rebeca Pérez, CEO y fundadora de Inviertis.
Por su parte, Vicenç Hernández Reche, asesor de Inviertis y CEO de Tecnotramit, incide en que “en tiempos de incertidumbre y volatilidad el pequeño inversor opta siempre por confiar su patrimonio a bienes tangibles, que puede ver y tocar, y cuyo valor y evolución son fácilmente medibles y controlables”. Por esta razón, el economista asegura que “el inmobiliario casi siempre es un entorno seguro para aquellos que busquen una rentabilidad estable aunque, como cualquier otro activo, puede estar afecto a factores extrínsecos o de carácter macroeconómico”.
El alquiler subirá y la compra se mantendrá estable
En este contexto, tal y como indican desde Inviertis, en el precio de compra ya se han notado ajustes debido a la caída de parte de la demanda, lo cual ofrecerá una mejor rentabilidad a aquellos que puedan invertir en vivienda. De hecho, durante este año este indicador va a continuar siendo muy susceptible a la evolución del interés de los compradores. Una menor presión de la demanda va a generar ajustes en los precios de aquellas zonas en las que la oferta no había sido absorbida, pero se mantendrán estables en los mercados más dinámicos.
Por otra parte, desde la compañía subrayan que el elevado precio del alquiler en las grandes ciudades es un problema que se arreglaría con un incremento de la oferta disponible. En este sentido, la empresa asegura que no se prevén cambios en el horizonte legislativo o fiscal, por lo que no esperan que haya correcciones a la baja, sino más bien lo contrario: la compañía espera un incremento interanual medio del 6% en el precio del alquiler en el caso de que el endurecimiento de las condiciones de la financiación hipotecaria no frene su escalada y siga aumentando el interés por el arrendamiento de viviendas en detrimento de su compra.