La elección de la Ciudad del Vaticano para instalar la primera escultura no fue casualidad. Este lugar, considerado un epicentro espiritual para millones de personas, simboliza la trascendencia de la paz más allá de las fronteras y las creencias religiosas.
José Manuel Robles, emocionado por la recepción de su obra, ha compartido para EMF sus propias reflexiones como artista: “Cada curva, cada línea de esta escultura está impregnada con la esperanza de que podamos vivir en un mundo donde la paz prevalezca sobre el conflicto, y la armonía reemplace a la discordia”.
La ceremonia de bendición fue un momento de unidad y reflexión, donde el Papa Francisco destacó la importancia de trabajar juntos por un futuro pacífico. “Esta escultura nos recuerda que, a pesar de nuestras diferencias, todos compartimos el anhelo de vivir en paz. Es un llamado a la acción, para que cada uno de nosotros sea constructor de paz en nuestro entorno”.
Con 99 esculturas más por instalar, el proyecto “Plazas por la Paz” está destinado a convertirse en un movimiento global, dejando una huella imborrable en la lucha por un mundo más pacífico y armonioso. La Organización Mundial por la Paz da así un primer paso audaz, con el mundo mirando y en vilo por el conflicto que hoy se concentra dramáticamente en Oriente Próximo.