Tenemos un problema de no democracia. Otras declaraciones refrendan esa situación. Por ejemplo Sánchez ha declarado que no pensaba ceder la amnistía “todavía” pero que ahora era inevitable para que en España hubiera un “Gobierno de progreso” (sic). Es decir que reconoce que ese giro brutal en la convivencia y la legalidad en España es debido a la necesidad de mantenerse en el poder. Poco importa si es por su ego, por su mesianismo o por su particular visión honesta del patriotismo. Es una actitud perfectamente lesiva para la democracia a partir del momento que contradice 180 grados sus compromisos electorales en temas esenciales del propio concepto de España. Seguimos teniendo un grave problema de no democracia, puesto que no hay ninguna garantía que los votantes, sabiendo que se les engañaba en algo tan crucial, se hubieran expresado igual. Y si el PSOE pertenece a sus militantes, España pertenece a los votantes libres del PSOE y de otros Partidos en las regiones no sometidas al totalitarismo. (Art 2 de la CE)
Y es que la más elemental ética democrática obliga a que una decisión sobre un cambio de un pilar toral y radical de la convivencia y del marco político de los españoles obliga a consultarlos democráticamente. Porque, seamos lúcidos y sinceros, se trata de entronizar un concepto de España radicalmente distinto al que estableció nuestra Constitución, digan lo que digan los leguleyos, se trata de anular totalmente el poder judicial, (y estoy citando a doña Carmen Calvo), se trata de renunciar a la igualdad ontológica de los españoles, se trata de consolidar la existencia de españoles de primera, segunda y más categorías,etc… NO diremos si eso es bueno o malo para el futuro de los ciudadanos que habitan la piel de toro e islas; lo que decimos es que lo tienen que decir ellos tras consulta informada y explícita y no un mesías al que de pronto se le haya aparecido Marx o el Espíritu Santo. De Gaulle cambió de opinión sobre Argelia y lo sometió a referéndum, a dos “referenda”. Felipe González sometió nuestra entrada en la OTAN a referéndum. Y si el referéndum es ”demasiado” , háganse nuevas elecciones donde el cambio constitucional de facto sea nítidamente puesto en los programas. Todo menos una decisión personal, hasta ahora renegada, que cambia radicalmente la convivencia democrática entre españoles. O tendremos un letal problema de no democracia. Otro más.