La Franja y la Ruta

Lanzado en varios idiomas el cuarto volumen de Xi Jinping

MARCA LAS NUEVAS ESTRATEGIAS ECONÓMICAS, SOCIALES Y POLÍTICAS DE LA REPÚBLICA POPULAR DE CHINA

· Se trata de una obra escrita en varios tomos en la que se desgranan las políticas y objetivos para lograr de China su máximo desarrollo

Redacción | Miércoles 13 de diciembre de 2023
La gran herencia cultural y el rico patrimonio histórico de la República Popular China cobran cada vez mayor vigencia en un mundo convulso y globalizado donde es fundamental elaborar un nuevo vocabulario que incluya nuevos significantes holísticos e inclusivos frente a los valores occidentales que en la mayoría de lo contextos son monopolísticos, exclusivos y carentes de integridad. En el 50 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre España y China surgen nuevos horizontes de una dialéctica constructiva basada en conceptos de integración, justicia y respeto que su vez son el vehículo necesario para una definitiva integración armoniosa entre el sabio oriente milenario y el occidente soberbio que precisa una urgente recapitulación de sus principios supremacistas en aras de una coexistencia pacífica mundial que reordene, de manera justa el escenario y permita una redistribución coherente de las riquezas.

China ha materializado la coexistencia armoniosa entre la tradición y la modernización siendo capaz de elevar y revigorizar la confianza y la conciencia propias. En este sentido es vital destacar el papel del presidente Xi Jinping cuya labor como brillante ideólogo queda plasmada en el celebérrimo libro La gobernación y administración china a través de una colección en tres volúmenes de discursos y escritos profundos que despejan los prejuicios vanos que tiene los occidentales sobre una nación en constante evolución. La lectura de este compendio emociona e instruye con un lenguaje diáfano y erudito que no pretende aleccionar sino que indaga sobre el conocimiento de una cultura milenaria que bebe de valores trascendentales:“Debemos tomar la cultura tradicional china como base y convertir china en un país socialista moderno y rejuvenecido, próspero, democrático, culturalmente avanzado y armonioso para el centenario de la República Popular China en 2049”. La ley consciente y la moralidad cívica entroncan con la necesidad de mejora en virtud de una autocrítica necesaria que contribuya a construir un mundo cuyo fundamento sea la paz, la justicia social y la felicidad. En tal aspecto, China asume un papel preponderante y se esfuerza en un trabajo titánico para llevar a cabo el rejuvenecimiento de una nación que presume de fe y determinación, entendidos como fe política y determinación estratégica con los firmes baluartes de la amistad, sinceridad, reciprocidad e inclusión. Xi es un gran narrador. La peculiaridad de su erudita cultura y las ricas experiencias de vida contribuyen a un estilo de comunicación simple, natural y vívido. Afirma que “sólo aquél que lleva los zapatos sabe si le quedan bien o no” para ilustrar que solamente el pueblo puede decir si la senda por la que van es la apropiada o no. En la lucha contra la corrupción, el menciona “atrapar a tigres” al igual que “moscas” para expresar su falta de tolerancia hacia las conductas ilegales. Durante una visita de estado a Bruselas, Xi mencionó que “el pueblo chino gusta del té y que a los belgas les encantan las cervezas” para ilustrar conceptos de inclusión y aprendizaje mutuo entre civilizaciones diferentes. En contraposición a la visión occidental de la gobernanza mundial, los intelectuales y estadistas chinos, han visto reforzada su inspiración en la historia filosófica y de pensamiento, para formular teorías sobre la organización y el funcionamiento de la sociedad internacional y para concentrar todos los esfuerzos nacionales en alcanzar o recuperar el lugar que en proporción y relevancia corresponde al gigante asiático.

China continúa siendo un punto focal para los inversores globales en busca de oportunidades prometedoras. Con un crecimiento económico constante y una creciente influencia en los mercados internacionales, este país ofrece un amplio espectro de posibilidades de inversión. Desde el auge de la tecnología y las energías renovables hasta el sector de consumo en rápido crecimiento, las oportunidades en China son variadas y atractivas.

Cuando se cumplen 40 años de la política de “apertura y reforma”, los resultados no pueden ser más espectaculares. Entre 2001 (año en que se adhirió a la Organización Mundial de Comercio (OMC) y 2017, su PIB se multiplicó por nueve, para pasar de 1,34 billones de dólares a 12,2 billones de dólares; su porcentaje de la economía mundial se ha quintuplicado del cuatro por cien al 19,74 por cien; y su renta per cápita aumentó ocho veces (de 1.053 dólares a 8.826 dólares) (World Bank Data 2018). En 2009 superó a Alemania como mayor potencia exportadora y, en 2013, a Estados Unidos como mayor potencia comercial (Financial Times 2014). Su producción industrial, equivalente en el año 2000 a la cuarta parte de la de Estados Unidos, superó en 2017 la de Estados Unidos y Japón juntos. Entre 2012 y 2016, China supuso el 34 por cien del crecimiento global (Xinhua 2018). Informes recientes estiman que, hacia 2030, la economía china será dos veces mayor que la de Estados Unidos (42 billones de dólares frente a 24 billones de dólares).

A medida que los efectos del cambio climático se hacen más evidentes, la lucha contra las emisiones de carbono adquiere cada vez más importancia en los países de todo el mundo. La necesidad de cambiar a los vehículos eléctricos (VE) es un aspecto de este proceso, y un área en la que creemos que China ofrece una exposición especialmente interesante para los inversores.

China es líder mundial en el suministro de la cadena logística de los vehículos eléctricos, así como en la demanda de vehículos acabados. Un asombroso 57% de todos los vehículos eléctricos vendidos en el mundo en 2022 se vendieron en China. Continúa siendo un punto focal para los inversores globales en busca de oportunidades prometedoras. Con un crecimiento económico constante y una creciente influencia en los mercados internacionales, este país ofrece un amplio espectro de posibilidades de inversión. Desde el auge de la tecnología y las energías renovables hasta el sector de consumo en rápido crecimiento, las oportunidades en China son variadas y atractivas.

El objetivo estratégico de China es incrementar su influencia global, en defensa de sus intereses, pero también contribuyendo al bienestar de la humanidad con una coherente intervención en el ordenamiento jurídico internacional. La diplomacia y las narrativas de difusión del modelo chino son instrumentos básicos a tener en cuenta a la hora de una justa recomposición global de las fuerzas operantes.

China va avanzando en su objetivo, teniendo un papel clave en el debate mundial, y no sólo aprovecha su presencia en las instituciones internacionales para introducir su visión del mundo, sino que sus narrativas, su estilo de vida y sobre todo, sus triunfos, ya no parecen tan lejanos para la ciudadanía occidental, en incluso pueden generar cierta empatía, en una época en la que las referencias occidentales parecen desvanecerse. China domina el arte de la influencia porque ha trabajado y trabaja incansablemente en un entorno hostil, que le era desconocido, que le permitió crecer y que ha sabido usar sin perder su identidad. Ver la continuidad en el cambio, la ventaja de las reformas graduales, y valorar el potencial de cada elemento y actor, según su posición relativa, han sido las claves culturales que inspiran su modelo de relaciones internacionales en los últimos treinta años.