Albiol es el contrapunto, el contraejemplo y casi ‘el contratodo’ cuando sobre la mesa se ponen los alarmantes desafíos y los inabarcables estragos de la inmigración ilegal y la okupación, dos asuntos que constituyen una preocupación máxima para la inmensa mayoría de los españoles pero sobre los que nunca nuestra casta partitocrática, a la hora de abordarlos, ha cogido la sartén por el mango.
Ni lo hará. La derecha, por pura cobardía, por puro complejo. La izquierda, por sordera y buenismo, siendo breves. Porque ni unos ni otros -políticos paniaguados en su inmensa mayoría- sufren estos fenómenos desde su poltrona. Sí en cambio los ciudadanos cuyas historias de dolor y sufrimiento, de desgarro, los propios medios de comunicación -en términos generales- ocultan en aras de lo políticamente correcto.
Quien piense que España y Europa, si en los tiempos que corren no actúa siguiendo modelos de pensamiento como los de Albiol, tiene futuro, es un descerebrado, vive amoral y plácidamente en una torre de marfil inexpugnable o ha visto poco mundo. Los españoles están hasta la coronilla de ‘políticos al uso’, de ‘vividores’ que en todo lo que al pueblo realmente atañe ni cogen ni cogerán el toro por los cuernos. Lo suyo es el desprecio y el blindaje, el trinque.
Una sociedad que es incapaz de restaurar la ley y el orden, que es simplemente lo que propone y aplica Albiol, y por lo que le votan masivamente, es una sociedad con aluminosis que tiene los días contados hasta su implosión y derrumbe.
El gran historiador y politólogo Robert Kaplan sostiene que mientras de forma silenciosa se ha llegado a la situación actual de un africano por cada europeo, a finales de este siglo habrá siete personas africanas por cada persona europea, lo que cambiará totalmente la identidad de nuestro continente. Digámoslo sin ambages: enterrará la identidad occidental que hoy conocemos y desde hace siglos mantenemos para abrir paso a otra distinta… y peor. ¿Qué más necesitamos para revertir este legado de kaos y ruina que vamos camino de dejarle como herencia a nuestros hijos?