A día de hoy, el consumo, el empleo y el crecimiento económico en EE.UU. gozan de buena salud (hay desaceleración, pero en un entorno de crecimiento). Adicionalmente la temporada de resultados empresariales actualmente en curso, evidencia la fortaleza en los beneficios y de los balances de las grandes empresas, lo que favorece el buen comportamiento de las bolsas. Sentadas las bases del punto de partida, es decir, una economía estadounidense muy sólida, los principales aspectos que preocupan a la mayoría de los analistas financieros tras las elecciones son los siguientes:
No es la primera vez que las elecciones enfrentan candidaturas tan opuestas, pero ante este panorama ¿qué ha sucedido en el pasado con los mercados financieros? Lo cierto es que el mejor comportamiento de las bolsas se ha producido siempre, indistintamente del partido que gobierna, cuando hay una mayoría dividida, es decir, cuando el congreso estadounidense está dividido, el senado lo domina un partido y la cámara de representantes el otro. Esta situación favorece la gestación de medidas consensuadas que alejan la probabilidad de éxito de las propuestas extremistas.
Hay que destacar, para quien le guste la estadística, que el año postelectoral no es el de mejor retorno bursátil. El S&P 500 sube de media un 11% en el primer año de mandato frente a la media de los años no electorales del 11,6%. Además, ese primer año es estadísticamente hablando sólo el tercero mejor, siendo el tercer año de mandato presidencial en el que históricamente mejores retornos se han generado. Concluimos con un último dato a este respecto: el último año de mandato presidencial, recordemos que, sin importar el partido en el gobierno, históricamente ha generado unas plusvalías del 2,4%. En 2024 hasta la fecha el S&P 500 supera el 20%.
Desde el punto de vista financiero y partiendo de un enfoque simplista, el dólar americano saldría reforzado con una victoria de Trump (probablemente ya está recogido en la cotización actual), frente a cierta debilidad en el caso de una victoria de Kamala Harris. Los tipos de interés se verán menos afectados con un gobierno débil mientras que si gana Harris y controla el congreso deberíamos de ver una subida de la curva de tipos de interés, al igual que si la victoria es de Donald Trump y consigue el control de ambas cámaras, en ambos casos como consecuencia del mayor déficit presupuestario previsto.
En las bolsas una victoria fuerte de Trump impulsaría inicialmente a las acciones, y podríamos ver caídas si la que domina la política es Harris. En caso de producirse un gobierno sin control del congreso, las cotizaciones estarán a expensas de los resultados y de las previsiones de los futuros beneficios empresariales, pero lo que parece seguro es que la volatilidad, bajo este escenario, se verá incrementada en las sesiones posteriores a la votación para ir posteriormente normalizándose.
Para el final dejamos el escenario que mayor incertidumbre podría generar y que no está totalmente descartado. Este escenario se produciría en caso de no conocerse el ganador de los comicios en las 48 horas posteriores a la votación. Somos conscientes de la igualdad entre ambos candidatos en muchos estados con un peso electoral importante, que decantarían al gobierno a favor de uno u otro candidato, y por ello podríamos ver recuentos interminables, o incluso impugnaciones que llevarían a la intervención de la justicia. Bajo este escenario, la incertidumbre podría pesar sobre las decisiones de inversión, y no sería raro ver una salida de fondos de la renta variable hacia activos refugio como el oro o la renta fija de mayor calidad crediticia.
Hoy empezaremos a salir de dudas.