Vaya por delante que quien suscribe resulta ser agnóstico, pero más allá de las convicciones personales considero que tengo derecho a quejarme ante el hechoque per se es denigrante, pero más escandalosa ha sido la denigración que tan alta magistratura del Estado ha ejercido contra quienes se atrevieron a protestar.
Bien, en primer lugar habría que indicar a los Sres. Broncano y Lalachús que su profesionalidad como comunicadores quedó a la altura del betún, en tanto una cosa es fomentar el entretenimiento y otra muy distinta hacerlo por la vía del menosprecio iconoclasta. Agrávese el escenario aún más si cabe, ya que no solo dirigían un momento señalado del año sino que lo hacían en nombre de la principal cadena que nos representa de cara al extranjero, luego la imagen que dieron no puede ser peor por dar a entender que en España tenemos libertinaje de expresión en vez de libertad…parece ser que olvidaron que la libertad de una persona acaba donde comienza la de otra, y quien no desee ser creyente que simplemente no lo sea, pero que tampoco ataque a quien sí.
Y en segundo lugar, peor resulta la reacción que desde nuestro “excelso” (por decir algo) gobierno se tuvo respecto de unos colectivos que dentro de-esta vez sí-la libre y constitucional elección de pensamiento se atrevieron a afear la conducta, llamándolos reaccionarios cuando nada más y nada menos se limitaron a hacer público su desacuerdo ante el ataque.
Dicho esto, señor Bolaños, como persona educada en democracia me veo en la situación de decirle que con su actitud denosta ser un completo iletrado, porque al jurar/prometer su cargo lo hizo con la mano sobre una constitución que garantiza la libertad de culto y conociendo tal circunstancia decidió pasar a tintes dictatoriales, por lo que desde las presentes líneas le conmino a que se dirija a tomar todos los vientos, porque yo por usted no me siento representado.
Y no me siento representado porque con semejante proceder convierte nuestro Estado de Derecho en Estado de desecho, intentando silenciar las voces de los insultados.
Sí, le he mandado a tomar todos los vientos, y le doy mi palabra de creo que me estoy quedando corto.