Análisis y Opinión

El borracho y el tirano

· Por José E. Mosquera (@j15mosquera)

José E. Mosquera | Miércoles 29 de enero de 2025
Mientras el borracho a las tres de la mañana en la Casa de Nariño, creyéndose el coronel Aureliano Buendía y con una mezcla mesiánica entre la reencarnación del Libertador Simón Bolívar y de los caudillos Jorge Eliécer Gaitán y Salvador Allende, se le ocurrió la “genial” idea de impedir el aterrizaje de los aviones que habían despegado de Estados Unidos con los deportados y estaban próximos aterrizar en el aeropuerto de Bogotá. En medio de la borrachera se hizo el olvidado que su gobierno había acordado unos protocolos diplomáticos para el traslado de los deportados con el mismo libreto que los habían realizado con el gobierno anterior de Biden quien era su aliado. Se sabe que sin reparos había aceptado los encadenamientos de los deportados del gobierno aliado.

Fue en esa madrugada cuando el Coronel Aureliano Buendía, en medio de la pea se lanzó a la arena con el sueño que tenía en sus manos la espada libertaria de Simón Bolívar y soñando que estaba montado en el caballo blanco del Libertador, enardecido por el coraje de la revelación divina de las almas de los cuatro héroes dio la orden de impedir el aterrizaje de los aviones con su estrategia populista mediática que era por la dignidad de los connacionales.

En medio de la borrachera calculó que esa bandera populista le daba buenos réditos políticos entre sus seguidores y entre un sector de población latinoamericana. Fue así como el Coronel Aureliano Buendía, en el sueño libertario de la embriaguez se sentía un libertador latinoamericano flotando en las nubes de un fandango y volando con la espada de Bolívar en sus manos sobre la cabeza del inquilino de la Casa Blanca.

El medio de esa alucinación de los tragos whisky y los efectos la blancura de los polvos de los ángeles del coro celestial, creyó que desatando un escándalo mediático sacudía al gobierno del escándalo de la orden a los campesinos de sembrar Coca, de las muertes y desplazamientos de los campesinos de la conflictiva región del Catatumbo por los enfrentamientos entre los guerrilleros de las disidencias de las Farc y los guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional por el control del negocio de la Coca.

Sin embargo, le fallaron los cálculos al coronel Aureliano Buendía, fue la rapidez y la firme de la respuesta del tirano de la Casa Blanca. El Coronel Aureliano Buendía, en ese trance de los efectos de la blancura de las túnicas de los ángeles salvadores, creyó que el alma de los esclavos que construyeron la Casa Blanca con sus gritos de libertar a atormentarían y atolondrarían al tirano y como no sabe español no leería con rapidez los insultos.

Y fue cuando el tiro se le salió por la culata y el tirano sin el peso de su peluquín en la cabeza, reaccionó con tanta tan rápida y con una respuesta tan demoledora que, a las pocas horas, el Coronel Aureliano Buendía, despertó del trance de la fuma y de los sueños de las reencarnaciones de Bolívar, Gaitán y Allende, en medio de un incendio que lo consumía con tanta rapidez que su sanedrín tuvo que pedir ayuda a dos de sus más caracterizados críticos, los expresidente Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe, estos inmediatamente se subieron a sus carros de bomberos a ayudar a sofocar las llamas.

Los sueños del Coronel Aureliano se fueron desvaneciendo cuando se desató la tormenta y el tirano lleno de irá por el reto se le lanzó a la arena con tanta furia que corrió el rumor que no se sabía a donde estaba el Coronel Aureliano, y cuando apareció estaba de rodillas con la espada del tirano sobre su cabeza.

El tirano rodeado de su ejército de áulicos coreando que había triunfado y cuando le quito la espada de la cabeza al Coronel Aureliano Buendía, el ejército de áulicos del Coronel Buendía, que están aturdidos salieron a saltar lejos de la Casa Blanca, embriagado de nacionalismo y patriotismo que habían rescatado la dignidad nacional y que ellos son los grandes vencedores de la pelea entre el borracho y el tirano, pero se observa que el Coronel Aureliano quedo bastante chamuscado y lleno de moretones.