Análisis y Opinión

Reglas

· La vida es una ardua lección que cuanto antes hay que conocer y aprender, para cuando proceda el momento de marchar haga ya tiempo que la tengas bien sabida

Julio Bonmati | Domingo 02 de febrero de 2025
A veces los hombres malos hacen alguna cosa buena, pero eso no los hace menos malvados. Y en ocasiones los buenos hombres tienen que hacer cosas malas, pero eso no cambia su esencia. Si te ofrecen algo que es demasiado bueno para ser verdad, solo hay una realidad al respecto, ni de lejos ciertamente es tan bueno.

Nunca te creas que mereces una oportunidad, si por fortuna se te presenta solo se muy agradecido, aprovéchala y demuestra lo que vales.

No se conoce bien a la vida hasta que no entiendes con agrado que con el correr del tiempo su misión es ir poco a poco restándote las opciones. Y si te ofrece elegir más vale que lo hagas sin demora si no quieres que ella lo haga por ti.

Solo hay cuatro maneras de conseguir cosas buenas, de poder obtener lo mejor para ti: la primera es heredar, limitada a unos pocos lo que aunque pueda parecerlo no es injusto; la segunda es robar, pero si quieres que funcione hace falta reunir falta de escrúpulos, paciencia, poder e intelecto entregado a un servicio ruin; la tercera es trabajar, aprender y fracasar, aprender más y fracasar más, y no dejar que nadie trabaje más duro que tú; y la cuarta es prostituirte hasta decir basta.

Es torpe y vano esperar y confiar en que la suerte añada sin más porque sí, es mucho más práctico pedirle que no se moleste demasiado por ti y tenga a bien no quitarte más de la cuenta, es decir más de lo que se puede soportar, que siempre puede ser más.

Cuando la gente va a la suya, sin pensar en los demás, y dice que no quiere problemas, a menudo miente pues en el fondo lo que realmente hacen con su egoísta y molesta conducta es buscarlos, y lo que de verdad no quieren es encontrar resistencia a su proceder, es decir que les den su merecido escarmiento.

No solo equivocarse y errar merece sanción, te haces acreedor del castigo solamente por no estar suficientemente atento y olvidar lo que va primero.

Cuando solo hay lo que hay y no cabe otra, lo que hay para bien y para mal es todo lo que tienes y solo con ello debes contar; y si no hay otra que madrugar tampoco está tan mal, después de todo es el mejor momento para ver salir el sol.

Cuando la molestia, la pena o la fatiga te aflija y oprima el ánimo no equivoques el verbo, y así mejor que no optes por buscarlo pues puedes terminar muy decepcionado, es siempre mucho más satisfactorio sencillamente descubrir el consuelo.

Pocos secretos lo son para siempre, por eso si le dices a alguien “me fío de ti” y no te contesta raudo “y yo de ti”; hay una alta probabilidad de que hayas errado en tu primera apreciación.

Algo es auténtico cuando pierde su verdadera esencia tras despojarlo de lo mínimo que lo compone, o cuando no la pierde ni siquiera al despojarla por completo de todos sus aditamentos y por eso tal característica solo la encontrarás en los extremos, bien en aquello que no se puede en nada despojar pues de hacerlo se queda sin su esencia como ocurre con la piedra, bien en lo que da igual de cuanto lo despojes, por mucho que lo mutiles siempre la conserva, como sucede con una persona cuando de verdad la sientes imprescindible.

Como es preceptivo y para ir terminando, que nada en la vida pueda prescindir de tener su final, o de acabar de una vez, es la materialización de la ley de la coherencia, nunca la parte supera al todo.

Y a modo de punto final, si ninguna de las anteriores te vale, no pasa nada no están obligadas a hacerlo, y mira si como guía en su lugar para salir del apuro te pudiera apañar: siempre por la calma a la humildad, y como regla la alegría.