Tras las olimpiadas el RCD Espanyol de Barcelona, estaba sumido en una crisis económica considerable y José Luis se unió a la directiva para ser uno de los principales avaladores de la reconversión en Sociedad Anónima. Su espíritu perico hasta la médula le llevó a ser Vicepresidente en los años 93 a 97 junto a Francesc Perelló.
Durante los 90 fue también Vicepresidente del Banco Natwest e introdujo varias empresas de software en el mercado Español (SSA, ACS).
Vivió sus últimas dos décadas en Mallorca, tierra a la que siempre estuvo unido al ser su mujer, Diola Maristany (conocida bailarina y coreógrafa), una mallorquina arraigada. Tuvo una única hija, Inés Dotti, quien fue su mayor debilidad y también una fuente inagotable de frustración por no escucharle jamás, y de rabia absoluta cada vez que le ganaba al dominó o al tenis. Su yerno, Emmanuel Graëve, y su hija le dieron a su única nieta, Emma, quien le llenó de alegría los últimos años.
El señor Dotti fue un hombre de un carácter fuerte que jamás pasaba desapercibido fuera por donde fuere. Deja una huella imborrable entre familiares y amigos como el personaje memorable que fue a lo largo de toda su vida. Como dijo su gran ídolo, Frank Sinatra: “He vivido una vida plena, viajé por todos y cada uno de los caminos, y más, mucho más que esto, lo hice a mi manera.”