Sociedad

El empresario Enrique Moris demanda a un hospital veterinario de Sevilla por presuntas negligencias mortales

Busca concienciar sobre la responsabilidad de la atención sanitaria a los animales

· Quiere evitar que algunos centros veterinarios primen su objetivo de “negocio” sobre los sujetos “mascota” y “salud”, a veces con resultados letales

Redacción | Viernes 21 de febrero de 2025
El empresario Enrique Moris ha denunciado por dos presuntas negligencias a una conocida clínica y hospital veterinario de Bormujos (Sevilla) y a una componente de su equipo, por atender indebidamente a su mascota, un caniche de año y medio, que falleció cuando la vida de esta raza canina oscila entre los 12 y 15 años.

Un conocido hospital veterinario de Bormujos, en Sevilla, ha sido denunciado por el joven empresario Enrique Moris, quien acusa al centro y a una componente de su equipo de dos presuntas negligencias graves, que precedieron al fallecimiento de su mascota, un caniche marrón llamado Brownie, de tan sólo un año y medio de edad. Este hospital veterinario habría incumplido, presuntamente, el “juramento hipocrático” que ampara y protege a todos los animales.

En 2019, la Asociación Mundial de Veterinaria (WVA) desarrolló y aprobó, por primera vez en la Historia, un “modelo de juramento veterinario”, asimilable al Juramento Hipocrático de los médicos. Su objetivo era enfatizar las responsabilidades de estos profesionales de la salud animal, que ya estaban reflejadas en distintos compromisos deontológicos, de particular importancia para cualquier país o región.

El juramento compromete a seguir fielmente los principios de la ética veterinaria, principios morales y valores del concepto ‘One Health’ (“Una sola salud”), que es un enfoque integral para optimizar la salud de los animales y de los ecosistemas, con métodos de vigilancia y control de enfermedades.

La denuncia interpuesta por el empresario Enrique Moris contra el hospital veterinario de Bormujos, en Sevilla, induce a pensar que en dicho centro prevaleció el objetivo de “negocio” (legítimo en cualquier actividad comercial) sobre los criterios “mascota” y “salud”, que siempre deben ser prioritarios sobre cualquier otro concepto, y que dicho establecimiento invoca incluso en su denominación. Sus dos presuntas negligencias profesionales precedieron a las consecuencias fatales para el perrito Brownie.

LOS HECHOS DENUNCIADOS

Según relata Moris, el 30 de diciembre acudió a la mencionada clínica veterinaria de Bormujos, al sospechar que su perro de año y medio podía padecer pancreatitis, que es una enfermedad normalmente leve si se coge a tiempo, pero muy grave si pasan los días.

Pese a su insistencia y la recomendación de su veterinario habitual, Andrés Santiago, la veterinaria que lo atendió (y que también ha sido demandada por Moris) no realizó la prueba pertinente y se limitó a recetar a Brownie una dieta blanda y a sugerir que lo dejasen hospitalizado. El precio por cada día de hospitalización de un perro en una clínica veterinaria depende de las atenciones que reciba el animal durante su ingreso, pero suele ser elevado.

Al ver el veterinario Andrés Santiago, esa misma noche, que no habían descartado la pancreatitis, les dijo que era realmente importante hacer la prueba correspondiente, así que la familia optó por acudir a otro centro veterinario, que sí practicó la prueba de pancreatitis y que confirmó la enfermedad, en estado avanzado.

Debido a la gravedad de la situación, el perro fue ingresado en el hospital veterinario de Bormujos, por ser uno de los pocos centros con servicio nocturno en toda la provincia de Sevilla, ciudad donde Moris pasaba las fiestas de Navidad con su familia.

Sin embargo, durante la noche del 31 de diciembre, el equipo de la clínica denunciada, “por error o por desconocimiento”, dice Moris, “administró un medicamento contraindicado para mi perrito y todo el cuadro se le complicó, por lo que terminó falleciendo”.

“Me han hecho pasar uno de los peores días de mi vida. Era nuestro compañero, casi hijo, parte de nuestra familia con solo un año y medio, y lo peor es que todo podría haberse evitado. No quiero que nadie más pase por esto”, lamenta Moris. Recordemos que la esperanza de vida de un caniche como Brownie oscila entre los 12 y los 15 años y que los hay incluso más longevos.

MUCHAS OPINIONES NEGATIVAS

Pero el tema fue a más: días después de la muerte de Brownie, se produjo un episodio muy similar con otra mascota de un familiar de Enrique. El animal fue llevado a este hospital veterinario con síntomas muy parecidos, y tampoco le realizaron las pruebas pertinentes de pancreatitis.

En su página web, la clínica veterinaria denunciada informa de su traslado desde Tomares hasta Bormujos, ambas localidades en Sevilla. Pero su “mudanza” no ha hecho desaparecer el gran número de opiniones negativas que lastran su imagen. En un conocido foro de “opiniones reales escritas por personas como tú” se pueden leer críticas de todo tipo, pero principalmente sobre atención veterinaria, limpieza de las instalaciones y falta de empatía con los propietarios de las mascotas, entre otros aspectos.

También se leen comentarios nada favorecedores en la propia página de esta clínica denunciada en Facebook, el primero de los cuales dice textualmente: “Os aprovecháis del amor que le tienen las personas a sus animales para sacarles los cuartos. La Vergüenza no la conocéis...”

Hemos buscado comentarios favorables y apenas hemos encontrado. Afortunadamente, esta clínica denunciada no es, en absoluto, representativa de la mayoría del colectivo de la profesión veterinaria en España.

“QUE NO QUEDEN IMPUNES”

Enrique Moris ha emprendido acciones legales contra la clínica y contra la veterinaria que supuestamente atendió a Brownie de manera negligente, con el objetivo de evitar que otros dueños de mascotas sufran experiencias similares. La demanda ha sido presentada por el abogado Guillermo García González, del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, con el número de colegiado 124500.

“El sistema legal en España no permite que estos casos se lleven por la vía penal, lo que considero una injusticia. Pero voy a pedir la máxima responsabilidad que sea posible exigir para que situaciones como esta no se repitan”, añade Enrique Moris.

Este medio solicitó por teléfono a la clínica denunciada su versión de los acontecimientos, pero se ésta limitó a dar un correo electrónico para recabar cualquier información. No obstante, se puede confrontar la denuncia de Enrique Moris con la versión del establecimiento veterinario en un cruce de opiniones difundidos en la web de la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) durante los días 22, 29 y 31 de enero pasado.

Enrique Moris afirma con rotundidad: “hemos recopilado todo tipo de pruebas, llamadas telefónicas donde se les solicitaba dicha prueba, un informe pericial completo y un informe de nuestro veterinario de confianza, que nos estuvo asistiendo en todo momento”.

Con su denuncia, Enrique Moris busca generar conciencia sobre la importancia de una atención veterinaria responsable y profesional y que los errores veterinarios en animales no queden impunes.