Exterior

Arabia Saudí y la rentabilidad del tercero en discordia

· Riad no es únicamente la sede de la mesa de negociación entre Rusia y Estados Unidos (EE.UU)

Luca Pollipoli | Martes 25 de febrero de 2025
La monarquía saudí pretende reforzar su trascendencia diplomática catalizando los parlamentos sobre Ucrania y un final abrupto del enfrentamiento bélico. El 14 de septiembre de 1792 en el teatro la Scala de Milán tuvo lugar el estreno de la obra musical Tra i due litiganti il terzo gode. El compositor Giuseppe Sarti se inspiró en Le Nozze del famoso comediógrafo Carlo Goldoni para recrear una coyuntura en la que un tercero logra sacar tajada de un ajuste de cuentas entre dos rivales. De forma alegórica se podría trasladar similar concepto a lo acontecido en Arabia Saudí el 18 de febrero. En el juego ajedrecístico que están protagonizando Moscú y Washington sobre Ucrania, con Beijín como invitado de honor y la Unión Europea (UE) emulando a la postergada Karla Sofía Gascón, Riad no ejerce solamente de telón de fondo.

Los saudíes han sido protagonistas junto a Emiratos Árabes Unidos de las mediaciones que favorecieron desde 2022 el intercambio de prisioneros entre rusos, ucranianos y estadounidenses. En agosto de 2023 Riad albergó varios encuentros – con la ausencia de Moscú – en los que asesores de seguridad nacional debatieron sobre una resolución del conflicto propuesta por Kiev. EE.UU., China y otros cuarenta países se reunieron por primera vez gracias a los menesteres de la diplomacia saudita.

Por lo tanto, no es baladí que en Riad tuviera lugar la cumbre entre Marco Rubio y Serguéi Lavrov, los máximos responsables de las relaciones exteriores de sus respectivos países, antesala eventual de una reunión entre Donald Trump y Vladimir Putin. Es importante recordar que el régimen wahabita no adhiere a la Corte Penal Internacional de tal manera que el segundo podría desplazarse sin ulteriores problemas.

Que el papel de la monarquía árabe no sea la del simple anfitrión lo corrobora el viaje oficial del mismo Volodymir Zelensky a Arabia Saudí el miércoles 19 de febrero. Un desplazamiento oficial que no modificó la agenda del líder ucraniano al haberse concertado de antemano. Es hondamente improbable que el mandatario y el primer ministro Mohammed bin Salman no hayan abordado lo surgido durante las conversaciones entre Washington y Moscú.

La elección de la monarquía saudí como territorio neutral encaja perfectamente en la actual estrategia internacional de Riad y de los restantes países del golfo. En mayo de 2023 el citado príncipe heredero organizó una singular cumbre de la Liga Árabe en Jeddah con Zelensky y el ex mandatario sirio Basar Al Assad como huéspedes. En la misma mesa estuvo cenando el gran enemigo de Putin y en aquel momento su principal aliado en Oriente Próximo, que había sido readmitido en la organización. Cabe preguntarse ¿qué razones motivan similar afán diplomático por parte del régimen saudita?

En primer lugar la obtención de influencia y respetabilidad para terciar en otros escenarios de mayor interés como Gaza e Irán, los dos expedientes abiertos que más separan Riad de Washington. El régimen wahabita necesita ofrecer planes alternativos a la no tan estrafalaria propuesta de convertir la Franja en una Riviera oriental - sugerencias parecidas han sido formuladas por altos cargos del ayuntamiento de Jerusalén condicionándolas a una intervención directa de empresas saudíes - o ejercer máxima presión contra Teherán. Mediar en la crisis ucraniana fortalece su liderazgo.

Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca el fin de las hostilidades entre Ucrania y Rusia se ha convertido en una pieza de caza mayor. En un anterior redactado (véase enlace https://shorturl.at/CMkUz) se hacía hincapié en el interés comercial de Washington por la explotación de los ingentes recursos minerales de las antigua república soviética. Un objetivo que el mismo líder estadounidense ha reconocido a los medios de información. Riad inteligentemente ha movido ficha queriendo desempeñar el papel de mediador en el triángulo constituido por EE.UU, Kiev y Moscú. Independientemente del resultado, los sauditas forman parte de la ecuación.

La fortaleza económica de la monarquía ha posibilitado aumentar y consolidar su significación geopolítica hasta transformarla en una potencia regional con ambiciones globales. Sin embargo para los descendientes de Muhammad bin Saúd el estatus alcanzado no es suficiente. Riad nunca ha ocultado su anhelo de participar en la reformulación de los equilibrios internacionales desde el Tratado de Yalta en febrero de 1945 o la caída del muro de Berlín en noviembre de 1989. A la espera de conseguirlo los saudíes maniobran constantemente para volverse indispensables en lo que importa sabedores de la necesidad de renovarse tanto a nivel político como industrial. La inevitable posibilidad de que el grifo del oro negro eche el cierre obliga a una medida transición energética.

Parece que hayan transcurrido siglos desde que Joe Biden en su campaña electoral amenazara con convertir a la monarquía saudí en un “estado paria” al hilo del asesinato del periodista Jamal Khasoggi en 2018. Homicidio premeditado según varios informes elaborados por los servicios de inteligencia estadounidenses. Entonces tanto Bruselas como otras capitales europeas se cuestionaron si reforzar la cooperación con Riad. Pero no es descartable que la mediación del régimen wahabita entre Rusia y EE.UU. y su influencia sobre Kiev sea de utilidad para los intereses comunitarios, aunque se imponga la sensación de una deslocalización del viejo continente como epicentro de la diplomacia global. Tanto Arabia Saudí como las restantes monarquías del golfo tienen interés en cultivar buenas relaciones con las instituciones europeas. Ciertamente más que Putin y, por lo que trasciende a diario, el mismo Trump.

En el comunicado conjunto de la primera cumbre UE-Consejo de Cooperación del Golfo celebrada en octubre de 2024 tanto Bruselas como Riad “tomaron nota de los avances realizados en el desarrollo de enfoques conjuntos que atañen la seguridad regional y global” dedicando un amplio párrafo a la cuestión ucraniana. Quizás sea Arabia Saudí quién convenza a los dos jugadores de Risk de la necesidad de añadir otra silla a la mesa de negociación. Las reuniones improvisadas en las fastuosas dependencias parisinas únicamente han servido para acentuar la fragilidad del viejo continente y su andamiento paquidérmico.

Mientras tanto China está al acecho de todo gracias también al dinamismo interesado de un ilustre vallisoletano con orígenes leoneses...

TEMAS RELACIONADOS: