Los británicos, los grandes afectados
Uno de los grupos más perjudicados por esta medida es el de los británicos, que tradicionalmente han sido los extranjeros que más han comprado en España. Tras el Brexit, pasaron a ser considerados extracomunitarios y, por lo tanto, afectados por estas restricciones. “El impacto más relevante es el de los británicos, que siempre han sido los extranjeros que más han comprado a nivel nacional y ahora se les aplican las mismas reglas que a otros inversores extracomunitarios”, explica Font.
Además de la eliminación de la Golden Visa, la propuesta del Gobierno contempla una subida de impuestos que podría alcanzar el 100% del valor del inmueble para compradores no residentes. En la práctica, esto supondría un golpe al atractivo del mercado español para inversores extranjeros, que podrían optar por otros destinos con condiciones más favorables.
Font advierte que la medida tiene implicaciones directas en mercados específicos, especialmente en la vivienda de lujo. “El mercado de lujo es el más afectado, ya que es donde suelen comprar los compradores internacionales, ya sea en la costa o en las grandes ciudades”, señala. Ciudades como Madrid y Barcelona, donde la inversión extranjera es relevante, podrían experimentar un ajuste en la demanda, mientras que en enclaves turísticos como la Costa del Sol la pérdida de compradores británicos y de otras nacionalidades puede afectar más notablemente.
¿Solución o simple gesto político?
El argumento del Gobierno para justificar la eliminación de la Golden Visa es frenar la especulación y facilitar el acceso a la vivienda para los nacionales. Sin embargo, Font matiza que la clave del problema no está en este tipo de inversiones, sino en la falta de una estrategia de vivienda más amplia. “Todo lo que sea comprador extranjero, se está intentando reducir al máximo para favorecer al comprador nacional, pero eso no soluciona el problema de acceso a la vivienda si no hay un plan de oferta claro”, señala.
Por otro lado, advierte que los inversores no desaparecerán, sino que simplemente se reubicarán en otros mercados con mayor seguridad legislativa y beneficios fiscales. “Esos inversores británicos que invertían aquí, ahora buscarán otro mercado”, concluye Font.