La situación actual es, sin duda, un verdadero mare magnum, una combinación caótica de aguas agitadas que arrastran incertidumbres y decisiones estratégicas sin brújula clara. En medio de este mar revuelto, nos vemos obligados a interpretar los vientos y presiones del tablero internacional como si de fenómenos meteorológicos se trataran.
Permítasenos, en este contexto, la licencia de acudir al lenguaje meteorológico —al más puro estilo National Geographic— para entender esta tormenta perfecta. Las borrascas políticas actuales, similares a los sistemas ciclónicos de baja presión, giran con fuerza creciente:
En el hemisferio norte, en sentido antihorario (como EE. UU.)
En el sur, horario (como podría simbolizarse en otras potencias en desarrollo)
Cuando esta formación se intensifica con velocidad extraordinaria, nace la ciclogénesis explosiva, difícil de detectar a simple vista, pero cuyas consecuencias son devastadoras. La analogía es clara: así se comporta hoy el sistema internacional.
Tormenta.
El clima político estadounidense se ha tornado inestable. Frases como aquella dicha por un candidato en diciembre de 2024: “Sólo sería dictador el primer día”, no son simples deslices retóricos, sino auténticos presagios tormentosos.
Las medias verdades, cargadas de ambigüedad, son parte ya del paisaje electoral estadounidense.
Recordemos diciembre de 2017, cuando ya se hacían evidentes las desavenencias estructurales entre EE. UU. y China. Desde entonces, se repiten las declaraciones de firmeza:
Llevamos tiempo advirtiendo desde este medio sobre los crecientes “TARIFF”. Mencionémoslo en inglés para no alejarnos demasiado:
Los vaivenes, como la famosa "pausa de 90 días", reflejan negociaciones tensas, interrumpidas por desplomes bursátiles y alertas de recesión. No lo decimos nosotros: Washington Post, Goldman Sachs y otros prevén un 50-65% de probabilidad de recesión aún latente.
Con el bono a 10 años cotizando al 4.5%, muchos inversores buscan refugio. Pero si los tipos se mantienen altos, el endeudamiento estadounidense puede volverse insostenible. Según Morning Star, esto agravaría la posición de EE. UU. ante una eventual crisis de reembolso masivo, justo cuando el comercio internacional sufre sus peores tensiones en décadas.
Pedro Sánchez, desde su visita a China, parece hallarse en medio de una nueva “conjunción astral”. Con la UE dividida y sin poder coordinar una agenda firme, su imagen aparece entre dos fuegos, con la mirada crítica estadounidense, los desacuerdos internos europeos, además del “pinzamiento” Oriental.
A las puertas de nuestra tradicional Semana de Pasión, la tormenta no cesa. Los “bajibajos” norteamericanos, los impulsos nacionalistas, y un océano de irregularidades aún por esclarecer, componen un clima global que no permite tregua.
Tal vez, con suerte, esta ciclogénesis explosiva no termine por convertirse en huracán. Aunque los vientos no soplan a favor de la calma.