Análisis y Opinión

La verdad sobre los precios de la luz

La energía eléctrica, esa "magia" que nos va a costar la vida.

EDITORIAL

Nueva subida de la "luz" por la gracia del Real Decreto

Martes 21 de octubre de 2014
El Gobierno hace ahora un gesto aprobando un “decretazo” de la energía eléctrica que era inesperado hace apenas una semana. Con ello intenta poner punto y aparte al tenso debate abierto en torno a las constantes subidas del precio de la luz que se establecen a través de unas subastas que son igualmente autorizadas por el Gobierno, que es quien establece las reglas del juego.

Lo que ha ocurrido con ésta última “subida” aprobada por Decreto es como el cuento de Caperucita Roja, primero asustar con la subida del 11%, luego, subir para los tres primeros meses del año 2014 casi un 3% el coste de nuestro consumo, precisamente en el transcurso de los meses en los que más energía eléctrica consumen los hogares españoles. Efectivamente, el consumo se incrementa hasta el mes de marzo por razón de la mayor oscuridad de la estación invernal, pero también por los consumos en calefacciones.

Pero hay muchas más razones. Veamos.

Las compañías eléctricas vienen asumiendo de un tiempo a esta parte los costes no solamente de la errada política gubernamental en materia de energía –que debería ser una cuestión estratégica-, y que se ha materializado en los últimos lustros en la tasa por la “diversificación de la energía”, sino también ha asumido el coste de la implantación de unas infraestructuras erróneamente calculadas que han visto disminuir enormemente la demanda eléctrica en el sector industrial en el último quinquenio. Las compañías tienen que garantizar un suministro constante y suficiente a bajo coste para una demanda teórica que nunca se viene produciendo y asumir así los costes.

Hay que tener la memoria fresca. Uno de los mayores errores de cálculo de Mariano Rajoy fue el de criticar el cierre por parte del anterior presidente del Gobierno de la central nuclear de Garoña, apostando por su continuidad si llegaba al Gobierno, cosa que ocurrió. Pero Rajoy no cumplió su palabra. Ante la incertidumbre regularía del panorama energético nacional, y en vistas de que los plazos transcurrían, Nuclenor –participada por Endesa e Iberdrola- apostó finalmente por el cierre definitivo de dicha central, afectando a todo el panorama productor energético del país: Garoña llegó a suministrar ella sola casi el 7% de la producción eléctrica de procedencia nuclear de España. El portavoz adjunto del gobernante Partido Popular en el Congreso de los Diputados calificó esta inacción de "frivolidad absolutamente incomprensible", pero como el PP había hecho bandera del mantenimiento de Garoña y su inconsistencia fue total, los sucesos en torno al cierre de dicha central supuso un primer revés de las eléctricas al Gobierno, por lo que la tensión ya viene de un comienzo hoy lejano.

A este cierre hay que sumar el de la central nuclear de José Cabrera –conocida como Zorita-, desacoplada en 2006. Otra gran pérdida para el sector. ¿Quién paga la falta de política energética en nuestro país? Pues los ciudadanos, como siempre, no solamente a través de los impuestos, sino mediante “tarifazos”.

Hoy los costes de la energía eléctrica se establecen en una tarta en la que el Estado se lleva una gran tajada. De los 102 euros de media que paga un hogar por su consumo, solo 38 euros –un 38% del total de la factura- corresponden a kmh de energía consumida. Los otros 64 euros –un 62% del total-, son costes ajenos al consumo de los hogares que se reparten de la siguiente manera:
  • Cargas fiscales: 31,4 euros
  • Subvenciones medioambientales: 19,4 euros (aquí se esconden los costes para sufragar los cierres de las centrales nucleares)
  • Subvenciones territoriales: 3,8 euros (aquí se esconden “peajes” para los Gobiernos Autonómicos, aunque muchos se hayan visto inviables)
  • Ayudas sociales: 2,6 euros
  • Otros: 6,8 euros

A este Gobierno le ha pasado como con la cuestión de Gibraltar, enciende una cerilla en ese asunto mientras tiene un incendio con el tema de Cataluña.

El Gobierno, bastante descarado, se ha encubierto en supuestos amaños de las subastas de la luz, cuando comprobamos que eso repercute solamente en un tercio del coste total de la luz que consumimos. Más le valdría al Ministro Soria ir pensando en establecer un nuevo Plan Energético Nacional que dé vía libre a la producción de una energía industrial que no obligue a nuestras industrias a tener que cerrar algún día a la semana para poder soportar unos costes que, hoy por hoy, son inasumibles. En cuanto la UE determine que lo que el Gobierno de España está haciendo es un intervencionismo ilegal que desregula la tan falsamente cacareada liberalización del mercado energético, tendremos que terminar comprando energía más barata a países como Francia, que la producen a granel.

Un mercado, en España, menos liberalizado que nunca, por la Gracia del Real Decreto.