Análisis y Opinión

Mario Conde, gafe, lo peor de la casta parasitaria

RESTAÑAR SU INFINITA VANIDAD HERIDA

Enrique de Diego | Martes 21 de octubre de 2014
"No sé qué pretende Mario Conde, la verdad, salvo restañar su infinita vanidad herida, pues no tiene más que un proyecto personal y ningún proyecto nacional. Es gafe. Desde que Intereconomía se ha puesto a apoyarle se ha intensificado y acelerado el hundimiento: 0,7 de audiencia la TV, como una local, caída del 40% de las ventas de La Gaceta en agosto (ya vende menos que cuando era sólo diario económico), radios que ni tan siquiera emiten aunque hayan puesto al “triunfador” de Carlos Dávila al frente de una Radio Inter de la que Julio Ariza y Mario Conde han despedido a todos los trabajadores".



Una prioridad clave de la regeneración nacional es luchar contra la corrupción. Pensar que eso va a ser prioridad para la pareja de hecho Mario Conde y Julio Ariza es una pérdida completa del sentido de la realidad, es una broma pesada. No estoy hablando del pasado, muy oscuro, sino del presente, pues Intereconomía, donde ni se pagan las nóminas en tiempo y hora, se mueve en niveles de estafa moral, financiándose de los proveedores y de los trabajadores. De ese presente en el que Mario Conde disfruta de un pazo que es otra estafa a la Unión Europea, porque se reforma con fondos estructurales para convertirlo en eso de Casa Rural y así aparece en webs oficiales y es una casa particular. Mario Conde no ha aprendido nada y lo mejor es que desaparezca de la vida pública cuanto antes y tenga una vejez apacible. También parece que tiene dificultades en sus otras empresas.

Estos dos son pura casta parasitaria. Incluso aunque quisieran luchar contra la corrupción, que es impensable, carecen de la mínima autoridad moral. Julio Ariza lleva toda la vida defendiendo a corruptos como Carlos Fabra o Jaume Matas o Ignacio González o toda la trama Gürtel a cambio de fondos públicos, que estos no sueltan nunca un euro de su bolsillo. Y Mario Conde no fue condenado por una cuestión contable sino por meter la mano en la caja. Faltaban seiscientos millones de pesetas que Mario Conde dice que iban a parar a Adolfo Suárez y que éste lo negó.

No sé qué pretende Mario Conde, la verdad, salvo restañar su infinita vanidad herida, pues no tiene más que un proyecto personal y ningún proyecto nacional. Es gafe. Desde que Intereconomía se ha puesto a apoyarle se ha intensificado y acelerado el hundimiento: 0,7 de audiencia la TV, como una local, caída del 40% de las ventas de La Gaceta en agosto (ya vende menos que cuando era sólo diario económico), radios que ni tan siquiera emiten aunque hayan puesto al “triunfador” de Carlos Dávila al frente de una Radio Inter de la que Julio Ariza y Mario Conde han despedido a todos los trabajadores.

Si Mario Conde es la apuesta política de Intereconomía, e Intereconomía está más hundida que el Titanic, estamos ante una huida hacia delante de Mario Conde y Julio Ariza. Vaya pareja.