Este negocio, no obstante, sólo acaba de empezar, y por supuesto, según nos informaban en confianza en tienda, la millonaria inversión no se espera recuperar hasta la próxima década, algo que en realidad tampoco preocupa mucho a sus fundadores. El proceso de masificación además aún está en ciernes.
Pero Gogoro no funciona de un modo convencional y tradicional, como lo han hecho el resto de motos a combustible, este novedoso modelo de eficiencia energética sobre el que se fundamenta ha traído consigo importantes desafíos: debido al sistema de baterías de intercambio, por ejemplo, se ha creado la necesidad de implementar una gran infraestructura de abastecimiento en las zonas urbanas, las GoStations, donde los conductores pueden intercambiar baterías a cambio de una tasa mensual de suscripción. A finales de 2016 la ciudad de Taipei contaba ya con más de 250 GoStations, donde 8.000 baterías se cambiaban a diario.
Francamente la ciudad de Taipei se ve ahogada por los decibelios y por un cierto nivel de contaminación que ya es notable, un lugar en el que el ruido apenas cesa, en el que más y más motos ven la luz cada día. En poco tiempo la compañía ha comprendido la necesidad de cambiar su política de precios y adaptarla a la realidad del mercado, a las verdaderas posibilidades de los consumidores: la versión estándar de NT$ 128.000 (precio presentado en el CES en las Vegas en 2015) ha pasado a un precio más asequible –no obstante sigue siendo caro en comparación con los precios estándar de las motos convencionales- a NT$98.000. Junto a ello, y con la introducción de un modelo aún más asequible por NT$88.000 así como ayudas gubernamentales por valor de NT$20.000 para los locales, la Gogoro Smartscooter está empezando a convertirse en un auténtico fenómeno de masas, un producto de la casa muy querido y muy necesario entre la comunidad. La compañía ha vendido más de 10.000 motos en su primer año de vida.
El gran desafío en 2017 pasa por la internacionalización, algo que ya comenzó a finales de 2016 en Europa, hacia un negocio tanto de venta al cliente como de alquiler local de motos eléctricas. “El mayor desafío de nuestro tiempo es determinar cómo manejamos, distribuimos y experimentamos la energía de un modo más inteligente. Muchas ciudades europeas están abrazando la innovación así como nuevos modelos de negocio en aras de un futuro más eficiente en el uso de la energía. Esta es la razón por la cual Gogoro inicia su expansión en Europa en 2016”, afirmaba Horace Luke –CEO y Cofundador de Gogoro- a finales de 2015.
Parece ser que Gogoro y la multinacional alemana Robert Bosch Group, a través de su subsidiaria Coup, están acercando posiciones de cara a una posible cooperación comercial, basada más bien en un sistema de alquiler de motos en diversos barrios de Berlín.
Curiosamente -y especialmente los que viven conmigo en la capital de Taiwán reconocerán el peligro que suponen miles de motos por todas partes-, el cruzarme a diario con estas sensacionales motos Gogoro casi transforma mi rostro, y me hace pensar que al final nos vamos acercando poco a poco a esa utopía, la de barrer por completo las motos a combustible de nuestras calles, ya sea en Taiwán o en cualquier otro lugar del mundo. Quizá la cantidad no se pueda reducir, pero la calidad siempre se puede mejorar.