La AP se creó en 2012 y su misión principal es, como los cuatro embajadores recalcaron, el crecimiento económico. Por ello, está diseñada como una plataforma donde los cuatro países pueden comunicarse de manera rápida y eficaz para poner en marcha proyectos que contribuyan a fortalecer las economías de Chile, Colombia, Perú y México. A este respecto, el embajador de México señaló que, para acelerar el proceso, en la AP no hay jefe y existe una libre circulación de servicios, personas, bienes e inversiones. Además, como distanciamiento de Mercosur y de la Alianza Bolivariana Para los Pueblos de Nuestra América, la AP no es un pacto político sino un pacto alineado al crecimiento económico en materia de inversiones, empresas y negocios.
Por tanto, sus políticas económicas no pretenden inmiscuirse en las ideologías de los líderes nacionales o en sus problemas políticos internos. Asimismo, la AP apunta a minimizar la burocracia y eliminar las barreras para imprimir rapidez en la iniciación de proyectos empresariales internacionales con cualquier actor económico interesado en invertir en Latinoamérica. Pero esto no garantiza el éxito.
Un punto de contención en la reunión en la Universidad de Edimburgo surgió ante la dificultad que tienen los agricultores latinoamericanos para producir chocolate y café. Los agricultores poseen la cosecha de grano, pero los costes de producción son muy altos y hay un fuerte interés por parte de los países europeos en comprar grano de cacao y café masivamente a bajo precio. Esto provoca precarias condiciones de vida para los trabajadores del sector primario. Por esto, los actuales gobiernos de Chile, Colombia, México y Perú enfatizaron este problema social y económico en sus manifiestos, convirtiéndolo así en un asunto político.
Además, la AP, claramente indica que el azúcar y algunos otros productos relacionados no están exentos de aranceles y buscará elevar los costes de grano para impulsar su mercado. Pero, por razonable que esto les pueda parecer a los latinoamericanos, la UE se mostrará reticente a aceptar condiciones que no le sean beneficiosas, como ya ha demostrado en pasadas negociaciones con Mercosur y Canadá.
Pero si la AP no consigue firmar acuerdos económicos internacionales que excluyan la apropiación de azúcar, cacao, café y otros granos por parte de países extranjeros, los cuatro integrantes tendrán que afrontar un descontento nacional y el fracaso de la Alianza Pacífica.
Además, Chile, Colombia, México y Perú deberán enfrentarse a Donald Trump. México es el país más fuerte económicamente de la AP con el 61% del GDP y el 70% de las exportaciones del grupo en total. Asimismo, el 80% de sus exportaciones van destinadas a EEUU. Por tanto, es fundamental que México siga manteniendo relaciones comerciales con Norteamérica a pesar de los problemas migratorios entre ambos países. Que Trump tenga una mentalidad de hombre de negocios le puede venir bien a la AP si ésta demuestra que su alianza es meramente económica y no política, y México se ciñe a conseguir un trato económico.
En conclusión, Chile, Colombia, México y Perú han realizado una labor admirable creando una plataforma de cohesión económica y aplicando todas las lecciones derivadas de los problemas que se han producido en Europa y Norteamérica en los últimos 3 años. No obstante, definirse como una “UE latinoamericana" sin componentes (o ataduras) políticas como alegaron los embajadores en la Universidad de Edimburgo parece una declaración precipitada, ya que lo económico, siempre es político. Los obstáculos planteados revelarán hasta qué punto la AP es una asociación regional con objetivos puramente económicos.