de esta mejora se encuentran en la mayor profesionalización de las tiendas y en las garantías legales sobre la seguridad del producto, así como en un mayor apoyo científico a los vaporizadores personales.
Además, el sector cuenta ya con 400 tiendas especializadas en la venta de cigarrillos electrónicos operando en España con un personal conocedor del producto. En total, se estima que dan empleo a 3.200 personas de manera directa e indirecta. El tejido empresarial de este sector, compuesto casi en su totalidad por pymes, sigue creciendo de forma moderada y sostenible.
En cuanto al número de usuarios habituales, se ha incrementado hasta los 450.000, de los cuales la práctica totalidad ha abandonado el tabaco con el uso de estos dispositivos. Una cifra que, para UPEV, es una clara señal de que, en España, cada vez más fumadores adultos han dado el paso de sustituir el tabaco por alternativas menos dañinas. De hecho, en países como Estados Unidos y Reino Unido, los cigarrillos electrónicos se utilizan para combatir el tabaquismo a través de las políticas de reducción de daños, cosechando resultados muy positivos, tal y como refleja el último informe presentado por el Ministerio de Sanidad británico.
De cara a los tres próximos años, UPEV mira con cierto escepticismo al futuro, y es que las pequeñas y medianas empresas deberán adaptarse a los nuevos requisitos de la legislación nacional, que entró en vigor a finales del año pasado introduciendo nuevas medidas administrativas. Pese a estos datos, España sigue lejos de países como Reino Unido o Francia donde, con una legislación mucho más abierta a los vaporizadores, el sector factura entre 450 y 500 millones de euros.
El cigarrillo electrónico, una herramienta contra el tabaco
Para UPEV, esta situación de crecimiento moderado permite que España esté por fin en posición de seguir los pasos de algunos de los países más beligerantes contra el tabaco. Así, la Unión de Promotores y Empresarios del Vapeo pide a las autoridades que den un paso más en la lucha contra el tabaquismo y consideren al e-cig como una herramienta dentro de las políticas anti-tabaco. De esta manera, destaca que es necesario alejarse del alarmismo infundado y abrirse a los avances que, en materia de lucha contra el tabaco, se están desarrollando en países como el Reino Unido, Canadá o Estados Unidos.
En palabras de Arturo Ribes, presidente de UPEV: “Las asociaciones médicas españolas reconocen que solo el 30-35% de los fumadores que usan chicles o parches de nicotina superan su adicción. Eso quiere decir que hay un 70% que no lo consigue, y no podemos darles la espalda. Los vaporizadores personales han demostrado ser una herramienta eficaz para combatir el tabaquismo, por lo que las autoridades españolas deben tenerlo en cuenta y apostar definitivamente por las políticas de reducción de daños. De lo contrario, estaríamos perdiendo una oportunidad histórica”.
Por último, respecto al debate en torno a la carga fiscal de los cigarrillos electrónicos, UPEV recuerda que es un producto distinto al tabaco, por lo que no tiene sentido aplicar los mismos impuestos. De hecho, la Comisión Europea ha decidido dejar los e-cigs fuera de la nueva Directiva Europea de impuestos especiales, zanjando este asunto. “El objetivo es fomentar que los fumadores que no consiguen superar su adicción se pasen a alternativas menos nocivas. Si se aplica un impuesto especial al vaporizador personal, se desincentivaría dicha transición, por lo que la mayoría permanecería consumiendo tabaco, algo que tendría graves consecuencias para su salud”, asevera Arturo Ribes.