El propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, confiaba el pasado mes de enero en que lloviera «para que bajara el precio de la luz», y el ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, ha justificado los precios altos de la electricidad porque había escasas lluvias y vientos.
En abril, la generación hidráulica supuso el 24% del total, seguida de la eólica (22,6%) y la nuclear (19,5%). Por el contrario, las centrales térmicas de carbón generaron solo el 6,9% y las de ciclo combinado de gas el 6%. Es decir, que las energías más baratas sumaron el 66,1% de la generación eléctrica en abril, frente al 12,9% de las más caras. El resto es cogeneración, solar y otras, según Red Eléctrica, el gesor del sistema eléctrico.
No obstante, el precio medio en los cuatro primeros meses de este año (49,84 euros) es un 5,1% inferior al del mismo periodo de 2017 (52,52 euros).
Afortunadamente, el fuerte incremento de los precios de la electricidad en el mercado mayorista –donde las compañías casan la demanda con la oferta– no repercute en el mismo porcentaje en las facturas de la luz. Esto se debe a que solo el 40% del importe final del recibo corresponde a la energía consumida y el resto incluye numerosos conceptos, como las subvenciones a las renovables, los costes extrapeninsulares y la financiación del déficit de tarifa. Por lo tanto, las facturas registrarán una subida media del 14%.
El encarecimiento de la luz tampoco afectará a todos aquellos consumidores que tienen contratos en el mercado liberalizado, es decir, que no tienen la tarifa oficial o pvpc, ya que los precios son fijos durante la vigencia de los mismos, que suele ser de un año. Con esos contratos, el precio no puede variar ni al alza –como en este caso– ni a la baja.
Por su parte, la demanda peninsular de energía eléctrica en abril se estima en 19.902 GWh, un 5,7% superior a la registrada en el mismo mes del año anterior, según Red Eléctrica.
En los cuatro primeros meses de 2018, la demanda peninsular de energía eléctrica se estima en 85.906 GWh, un 3,5% más que en el 2017. Una vez corregida la influencia del calendario y las temperaturas, la demanda de energía eléctrica es un 2,1% superior a la registrada en el mismo periodo del año anterior.