Veles, Volos, Weles o Voloh es el dios eslavo de la tierra, las aguas, los bosques, la fertilidad, el ganado, el pasto, las serpientes, los lobos, la medicina, la música, la magia y el mundo subterráneo.
¿Por qué hablamos de una batalla de la II Guerra Mundial y de un dios eslavo?
En Cataluña hay un gran revuelo, sobre todo en el lado independentista, por la operación llevada a cabo por la Guardia Civil. Ellos consideran que están por encima del bien y del mal. Tanto ERC como Junts per Catalunya. Quieren hacer y deshacer a su antojo sin que nadie se ponga por medio y menos la Guardia Civil. Y el escándalo es mayúsculo cuando, por mucho que se diga lo contrario, la operación está vinculada a una batalla que llevó a cabo la División Azul. ¡Por favor! ¡Un símbolo franquista vinculado con ellos! ¡No vamos bien! Y así lo declaró ERC al enviarle el siguiente mensaje al gobierno de Sánchez: “Si la respuesta del Estado es esta, vamos mal”.
No se escandalizan porque Putin ofreciera 10.000 soldados para convertir Cataluña en la Suiza del sur. Esto ya lo quisieron hacer durante la guerra civil y les salió mal. Con lo cual no es descabellado. A pesar de que Junqueras salga haciendo el payaso y niegue la mayor.
No se escandalizan porque ERC cobró por gestionar el Covid-19, extraviando ancianos y tapando el escándalo.
No se escandalizan porque Quim Torra -el que fuera presidente de la Generalitat- delegara en Xavier Vendrell -ex miembro del grupo terrorista Terra Lliure- la gestión de la crisis sanitaria en las residencias.
No se escandalizan porque David Madi recibiera dos contratos a dedos que ascienden a 818.122€ y 138.023€ respectivamente.
No se escandalizan porque a un regidor de ERC en Cabrera de Mar le encontraran 38.000€ en su despacho en el ayuntamiento. Es lógico tener suelto en el despacho.
No se escandalizan porque los encausados por la Operación Volhov quisieran hacer “el agosto” con el Covid, en sus diferentes empresas, buscando contratos sanitarios y chantajeando a distro y siniestro.
No se escandalizan al descubrirse el entramado social y político que organizaron para financiar la huida y la estancia de Carles Puigdemont. Un personaje que vive como un rey, sin pegar un palo al agua, porque alguien decidió que Cataluña debía tener un “presidente en el exilio”.
No se escandalizan al conocer que la Generalitat de Cataluña ha repartido 13.600 millones de euros en subvenciones destinadas al procés.
Nada de todo esto les escandaliza. Lo hacen cuando exclaman que “España nos roba” y que una operación de la Guardia Civil tenga un nombre vinculado a la División Azul. Esto sí es escandaloso. El problema radica en que una parte de la sociedad catalana -muy amplia- aun sigue votándolos. Las encuestas son claras. Lanzan sus mensajes que todo es una campaña política de España, porque les tienen manía, y se lo creen. La sociedad catalana está embobada. Y mientras sigan en este estado de aletargamiento, nada escandalizará a los catalanes.